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Este es el Corralito dulce

Desde hace 60 años esta familia la viene remando en dulce de leche y en contramano. Sin campañas de marketing que disfracen sabor por imagen, desde Agustín Roca los Gallego sostienen sobre las góndolas uno de los dulces más ricos y saludables de la región.

A 1.500 metros de la entrada de Roca se asoma la fábrica de dulces Corralito, una empresa construida a base de voluntad por la familia Gallego, protagonistas exclusivos de esta historia que comenzó a gestarse de manera oficial en 1967 pero que viene de más atrás.

En poco tiempo se animan a un nuevo desafío: dulces diet.

Esta historia familiar se inicia cuando Juan José Gallego, a los 20 años, termina el mandato oficial que obligaba a los jóvenes a enlistarse en el servicio militar y decide volver a su pueblo con el objetivo de encontrar un trabajo estable como se decía por entonces.

El regreso de la arquería y el control de la mente

Allí, en Agustín Roca, trabajó en dos fábricas de gastronomía donde aprendió lo justo y necesario para, luego de casarse con su esposa Carmen Portela, fundar su propia fábrica de dulces. Lo que no imaginaba es que aquella idea de elaborar dulce de leche desde la Pampa Húmeda se convertiría en una marca registrada que trascendería fronteras y se convertiría en el sustento familiar que aún sigue siendo fundamental en sus hijos.

Los Gallego nunca abandonaron su pueblo natal: Agustín Roca.

Hoy María José Gallego se encarga de la venta y distribución y su otro hijo, José María Gallego, es el encargado de continuar con la elaboración de los productos.

Nací en la fábrica, tenía 5 años y ya estaba sentado en la mesa acomodando potes, toda la vida hicimos esto. Mi papá hoy tiene 86 años y aún está presente en la gestión de la fábrica, mi mamá hasta sus últimos días estuvo haciendo cuentas”, cuenta con ilusión José María Gallego.

En la actualidad la familia se encarga de todo el trabajo, sin empleados.

“En realidad cuando mis padres comenzaron solo envasaban mermeladas compradas. Con el paso del tiempo comenzaron a fabricar ellos. Primero hacían quesos y dulces, pero eso fue cambiando a medida que pasaron los años”, detalla.

En la fabrica Corralito se encuentran el distinguido dulce de leche en sus tres versiones: familiar, repostero y heladero. Y más allá de lo tradicional los Gallego también combinaron el dulce de leche original con chocolate, banana y menta.

Los dulces que más venta tiene son el repostero y el familiar.

Las mermeladas también son de distintos sabores: durazno, higo, frutillas, arándanos y frutos rojos. ‘‘Nosotros no trabajamos con conservantes ni saborizantes, todo es natural y creo que eso nos diferencia’’, cuenta José.

Las ventas se realizan en un radio de 300 km, entregando pedidos en otras ciudades como Mercedes, Luján, Pehuajó, más otras localidades intermedias. 

Juan José Gallero es el fundador de la fábrica y con más de 80 años continúa trabajando diariamente.

Claro que no todo es color de rosa en los Gallego que en el andar trascendieron todos los altibajos económicos y de consumo que acompañaron a los argentinos en los últimos 60 años. Aunque esta pandemia por Covid 19 los llevó al límite.

“Esta pandemia es un momento complicado. Siempre tuvimos algún empleado, pero ahora hacemos todo por nuestra cuenta para poder recuperarnos. Si la fábrica todavía existe es por sacrificio familiar”, relata José desde su propia fábrica.

“El productor agropecuario debería convencer y capacitar a sus propios vecinos”

 “La inflación no ayuda y queremos que la gente pueda acceder a nuestros productos. Es por eso que pronto queremos cambiar el envase de cartón por uno más económico que no tenga tantos aspectos en contra”, explica.

Pese a todo la familia Gallego va por más con el mejor leitmotiv que los impulsa a seguir a ellos y a cautivar consumidores: elaborar productos de calidad.

En esta época de consumidores responsables, más informados sobre la procedencia de los productos que comen, y de cuidados en la salud los Gallego van por una nueva línea Diet.

También los Gallego elaboran desde Roca mermeladas.

“A mí me gusta fabricar, crear, buscar alternativas, mejorar la producción’’, cuenta. Y sin firuletes de marketing resume una de sus máximas: es fundamental escuchar al público que va mutando en hábitos de consumo, gustos y preferencias en base a el bolsillo también.

El clásico dulce de Roca sigue rodando, innovando y manteniéndose firme ante el paso del tiempo basado en sus cimientos que son sus convicciones. Después de todo no hay mayor éxito que este.