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De libretitas a software: la historia de esta familia de O´Higgins que ayudó a modernizar el agro

Hace tres décadas, Liliana Gastaldi vio una oportunidad donde nadie más miraba: crear herramientas digitales para que los productores gestionen sus negocios. Su software, desarrollado desde este pueblo bonaerense, hoy acompaña a una nueva generación de empresarios del agro.

En un rincón del noroeste bonaerense, donde los campos son el paisaje dominante y el ritmo de vida lo marca la naturaleza, Liliana Gastaldi imaginó una revolución. Hace 30 años, desde O’Higgins, un pequeño pueblo del partido de Chacabuco, ella vio lo que otros no podían: la necesidad de los productores agropecuarios de contar con herramientas tecnológicas para gestionar sus negocios de manera más eficiente.

 

“Yo vengo de una familia de productores y estudié informática en una época en la que eso era bastante raro. Cuando comencé a desarrollar software para el agro, noté que del otro lado del escritorio había productores que manejaban grandes volúmenes de información, pero con muy poca documentación. Me pregunté: ¿por qué ellos no pueden tener una herramienta que les permita llevar un control claro y soñé con eso”, recuerda Liliana.

Una visión que transformó al agro

En los años 90, el campo argentino era un espacio de acuerdos cerrados de palabra y números anotados en libretas. Para Liliana, ese sistema era insostenible. Su visión era clara: “Si no es esta generación de productores, la próxima va a querer una herramienta que los ayude a gestionar”. Así nació su primer software, pensado para transformar la manera en que los productores manejan sus actividades.

Liliana junto a sus hijos Paula y Sebastián trabajan pensando en el presente.

El camino no fue sencillo. Liliana recuerda cómo convenció a su primer cliente, un acopio de cereales ubicado en Rojas: “Le dije que tenía el software en mi cabeza, pero necesitaba un cliente ángel que confiara en mí. Él apostó por mi proyecto y así empezó todo”.

Tecnología y familia: los pilares del éxito

Con el paso del tiempo, el software de Liliana evolucionó al ritmo de las necesidades del sector. “Muchos productores comenzaron con anotaciones en Excel, pero se enredaban. Necesitaban algo más robusto, y eso les ofrecimos”, comenta.

Hace una década, dos de sus hijos, Paula y Sebastián Bongiorni, se sumaron al proyecto familiar que lleva el nombre de AgroGi. “Paula, que es licenciada en Economía, y Sebastián, ingeniero agrónomo, trajeron una mirada fresca. Con ellos hemos desarrollado nuevas versiones del software, enfocándonos no solo en la administración tradicional, sino también en aspectos como la huella de carbono y las buenas prácticas. agrícolas”, explica.

Liliana destaca la transformación del perfil del productor agropecuario: “Hoy no solo buscan rentabilidad, sino también producir de manera más consciente. Nos hablan de certificaciones, impacto ambiental, y nosotros los acompañamos en ese cambio”.

“El emprendedor debe disfrutar el camino. No se trata solo de llegar a un destino, sino de disfrutar cada paso, cada logro, incluso los tropiezos”.

Innovación en un sector tradicional

El desarrollo del software no solo ayudó a modernizar la gestión agropecuaria, sino que también derribó prejuicios. “Muchos creen que el agro es un sector atrasado, pero nada más lejos de la realidad. Una semilla o un agroinsumo tienen tanta investigación detrás como una medicación compleja para el ser humano. Los productores están cada vez más abiertos a adoptar tecnologías”, sostiene Liliana.

Su experiencia personal también fue clave. Hija de productores, Liliana recuerda cómo su padre llevaba adelante la administración del campo: “Las cosas se anotaban en días de lluvia y después iban directo al contador. Pensé que eso debía cambiar porque los números que manejan los productores son enormes, y un error “Podía ser muy caro”.

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Un mensaje para los emprendedores

A lo largo de 30 años, Liliana enfrentó desafíos y altibajos, pero su pasión y perseverancia la llevó a construir una empresa que hoy es referencia en el sector agropecuario. “El emprendedor debe disfrutar el camino. No se trata solo de llegar a un destino, sino de disfrutar cada paso, cada logro, incluso los tropiezos”, reflexiona.

Liliana se emociona al hablar del legado que ha construido junto a su familia: “Soy una privilegiada por tener a mis hijos trabajando conmigo. Ellos han sido un premio al esfuerzo de todos estos años”.

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El futuro del agro y la tecnología

Hoy, Liliana mira hacia el futuro con optimismo. “Estamos en una etapa de transición hacia productores más conscientes y comprometidos con el medio ambiente. Mi sueño es seguir acompañándolos con tecnología que no solo haga sus vidas más fáciles, sino que también contribuya a un agro más sostenible”, afirma.

Desde O’Higgins, Liliana Gastaldi demuestra que la innovación no conoce fronteras y que, con visión y esfuerzo, es posible transformar cualquier realidad. Su historia es un ejemplo de cómo una idea puede cambiar procesos, inspirando a nuevas generaciones de emprendedores a perseguir sus sueños.