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Nació como una peña entre amigos y se transformó en una fiesta folklórica

Con música, asado, tortas fritas y espíritu campero, la chacra de Roberto “Chino” Macucho se llenó de familias y amigos en una fiesta que nació como una peña íntima y terminó siendo un encuentro multitudinario. Ya planean una segunda edición para noviembre.

Lo que empezó como una juntada entre amigos terminó convirtiéndose en un verdadero festival popular. El primer fin de semana de julio, en la chacra de Roberto “Chino” Macucho tuvo lugar un evento que ya se perfila como tradición: una jornada folklórica con música en vivo, comida casera, espíritu solidario y amistad campera.

Todo nació de manera espontánea, como suelen nacer las mejores cosas. “Siempre nos juntamos con amigos a guitarrear, a comer algo, a recibir a algún artista que anda de paso”, contó Chino Macucho. Pero esta vez la excusa fue doble: por un lado, colaborar con el músico Leonardo Miranda, quien necesitaba recaudar fondos para seguir viajando con su música; por el otro, celebrar los 80 años del padre del Chino.

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La noticia se corrió de boca en boca. Un amigo trajo a otro, y ese a otro más. “Se nos fue de las manos”, reconoce Chino. La idea original era reunir a unas pocas personas, pero terminaron desbordados por la cantidad de vecinos y conocidos que se acercaron a compartir el día. El paisaje ayudó: banderas argentinas flameando, gallinas dando vueltas, el aire libre del campo y una atmósfera entrañable.

Desde las 10 de la mañana se sirvieron tortas fritas, mate cocido y chocolate. “Acá nadie se priva de nada, porque somos todos conocidos. Es todo familiar, todos se dan una mano con todo”, destacó Macucho.

Y como no podía faltar, hubo folklore del bueno. Se subieron al escenario improvisado amigos de Chivilcoy, de Junín y de distintos puntos de la región. Todos llegaron a cantar, a tocar, a compartir, sin más pretensión que pasarla bien.

Hubo también puestos de artesanos y emprendedores locales, que fueron invitados a sumarse y encontraron su lugar dentro de la fiesta. Y aunque fue la primera edición de este encuentro, ya hay planes para más: “Estamos pensando hacer otra en noviembre, cuando acompañe el clima”, adelantó Chino.

La tradición de los Macucho viene de lejos. Sus abuelos tenían una parrilla muy recordada en el camino al balneario Laguna de Gomez, y su tía Juana fue una moza histórica, de esas que manejan todo “de taquito”. Hoy, esa herencia gastronómica se fusiona con la pasión por la música y la calidez de los encuentros.

Lo que pasó en julio fue mucho más que una reunión folklórica: fue un gesto de comunidad, una celebración de raíces y una demostración de que, cuando hay ganas y amigos, cualquier peña puede convertirse en una fiesta inolvidable.