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“El productor agropecuario debería convencer y capacitar a sus propios vecinos”

Queremos hablar de ciudades verdes, de bioeconomía, de sustentabilidad y de producción periurbana. Pues ¡eureka! Tenemos a mano uno de los grande referentes nacionales: Emiliano Huergo.

Emiliano Huergo fue uno de los primeros en hablar e instalar en la agenda pública, temas ahora más mundanos como el uso de biocombustibles. Hoy con casi 48 años, viviendo en Junín, es uno de sus máximos referentes de la Argentina junto a otros eruditos del tema como el profesor Fernando Vilella.

Apelando a sus genes de comunicador, -es hijo del periodista agropecuario Héctor Huergo-, en 1999 pateó el tablero lanzando un novedoso sitio centrado en el biodiésel, cuando por aquí eran un puñado los que se animaban a hablar de la luego llamada bioeconomía.

En su andar siguió en paralelo son su carrera de periodista especializado y encontró su luz en el recomendable sitio www.bioeconomía.info que hoy comanda, dirige y edita en colaboración con su hermana Luciana. Huergo también se afianzó como consultor técnico en varios estudios de prefactibilidad para la instalación de plantas de biocombustibles en diferentes ciudades de la Argentina. En un paráte de sus actividades, lo sentamos, y le pedimos que nos hable de estas buenas energías con un vocabulario llano, sencillo y entendibles para todos los ciudadanos. Sin dudas es la persona indicada.

  • Pasa un hombre caminando por tu casa, toca el timbre y te pregunta sobre bioeconomía. ¿Cómo se lo explicas?

Por lo importante: es generar productos para todos los sectores de la economía a través de recursos biológicos. Está ligado al medio ambiente, al calentamiento global y a la generación de gases de efecto invernadero que se acumulan en la atmosfera. A través de la fotosíntesis las plantas permiten capturar esos gases y convertirlos en biomasa que luego se utiliza para fabricar cada vez más productos como energía, plásticos, combustibles y el alcohol en gel, entre mucho más. Dia a día aparecen nuevos productos derivados como materiales para la construcción que nacen de la celulosa de la planta. Hay una nueva gama de productos muy amigables con el medio ambiente y al alcance de todos.
Y esto es muy bueno para el hombre de ciudades del interior porque la biomasa se produce en zonas alejadas de los grandes centros urbanos, ciudades intermedias de 40, 100 o 150 mil ciudadanos, localidades ideales para que se instalen estas industrias. La bioeconomía abre las puertas a todo un desarrollo desde todo punto de vista y genera oportunidades laborales donde no las había.

Haylli también fotografió al campo de Junín

  •  ¿Cuál es tu visión de las llamadas ciudades verdes?

Es la búsqueda de que la localidad sea más amigable con el medio ambiente. A lo largo de los años vamos alcanzando nuevas tecnologías y formas de producir, consumir y de vivir y la búsqueda continua de eso, es lo que hace que una ciudad contenga más verde, más arboleda, sea más limpia, con más parque y con mejor planificación urbana. La ciudad verde es un concepto de vida de sus ciudadanos y de la política.

  • Ahí entra en juego la sustentabilidad…

La sustentabilidad incorpora temas sociales y económicos, una ciudad es sustentable cuando es más justa, menos desigual, más próspera, con una mejor calidad de vida, arrastrada por un mejor ambiente y entorno. La sustentabilidad incorpora a la sociedad las cuestiones sociales como erradicar la pobreza, el hambre y sumar a los jóvenes.

Haylli también fotografió al campo de Junín

¿Regiones como la de Junín o Pergamino pueden serlo?

Nuestra ciudad tiene todo para ser sustentable a través de la agricultura, que es reconocida en el mundo. Desde esta zona núcleo tenemos una obligación mayor aún: hoy la producción de alimentos, la agricultura y la ganadería está en permanente escrutinio en la sociedad y lamentablemente hay opiniones emotivas, poco basadas en la ciencia sobre la forma en que se produce. Por eso nosotros tenemos la obligación de comunicar bien la forma en que se hace la agricultura e ir en la búsqueda permanente de mejorar los sistemas.
Hoy hay herramientas tecnológicas que permiten una agricultura de precisión y controlar perfectamente los insumos que se usan, cuándo se usan y si se cumplen las buenas prácticas. Hoy esas buenas prácticas agrícolas están al alcance de cualquier productor, solo hace falta capacitación y acompañamiento. Y la inversión no es imposible de realizar.

Huergo disfruta de un chiche: el auto eléctrico.

  • En ese sentido y sabiendo de las grandes discusiones que existen. ¿Cómo se dirime el manejo de fitosanitarios en zonas periurbanas?

Debemos discutir seriamente las franjas urbanas y cómo producir con estas. Estas franjas verdes que impenden seguir con la agricultura en zonas periurbanas pueden ser un remedio peor que la enfermedad, porque esas zonas al dejarlas improductivas generan yuyo, se vuelven basureros y proliferan roedores y otras plagas.
En Francia, el país agrícola mas importante de la Unión Europea se pudo ver, por ejemplo, en el Tour de France que las franjas de campos sembrados por los agricultores están a 10 metros de lo urbano o quizás menos. Y estos países están muy avanzados en este tema, la población es muy sensible a la aplicación de fitosanitarios y todo apunta a una agricultura cada vez más limpia. Por eso hay que discutir muy seriamente las franjas verdes.

  • ¿En que aporta el sector agropecuario en estas ciudades más sustentables?

Los argentinos tenemos un déficit muy grande en el consumo de frutas y verduras. No tenemos una alimentación saludable. Deberíamos apuntar a generar espacios públicos para la producción de alimentos estacionales y acercar a los ciudadanos a comer frutas de estación. Debemos crear el hábito, educar sobre cómo se hace la agricultura, una hortaliza, y terminar con esa mala información que muchas veces dice que la agricultura es el problema de todos los males. Esa es la obligación del productor agropecuario, convencer y capacitar a sus propios vecinos.

  • ¿Dentro de la sustentabilidad cuál es el rol de los ciudadanos?

Como ciudadanos no clasificar la basura que generamos, no tener un comportamiento de arrojar los papeles en el cesto es inadmisible. La ciudad crece y los ingresos en la población también y está comprobado que a mayor nivel de vida, mayor generación de basura. Si no creamos ese habito vamos a terminar repletos de basura y haciendo obras que vengan atrás del problema. Mientras que lo lógico sería reciclar y clasificar, y así dar el primer paso para convertir todo en energía y biofertilizantes.