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Preocupa la falta de montes en los campos bonaerenses

Para los animales, frente a esta ola de calor, la no plantación de árboles para sombra junto con el no reacomodamiento de las aguadas resultan los dos grandes problemas.

Si bien este tipo de miradas se agudizan aún más en estas épocas de verano, empujadas por la ola de calor y la sequía histórica que se está viviendo, en la Pampa Húmeda se da una tendencia en los campos que va en contra del bienestar animal según explica el médico veterinario Rodolfo Piedrabuena: la no plantación de montes que brinden sombras naturales para los animales.

Para Piedrabuena, concejero del Colegio de Veterinarios de la Provincia de Buenos Aires, presidente del Distrito 10 que tiene sede en la localidad de 25 de mayo, existen decisiones de los productores que podrían ayudar a sobrepasar de manera más eficiente estos momentos de crisis y mejorar la calidad de vida de los animales, haciendo hincapié en su bienestar.

Para Piedrabuena el agua fresca debe ser prioridad para el consumo animal.

 “Me preocupa como profesional que desde hace años no se planten montes en los campos. Lamentablemente no está la costumbre de plantar bosques para cuidado de la hacienda”, cuenta.

“Tampoco es preciso que sean bosques de grandes tamaños. Hay variedades de plantas que crecen en pocos años”, explica. En sí los bosques en los campos colaboran también para regular el clima al absorber y almacenar dióxido de carbono de la atmósfera.

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La llamada zona de confort para vacunos de carne está compuesta por temperaturas que varían de 7° C a 26° C, mientras que para vacas lecheras debe ser de 5° C a 21° C. Además, esta se da cuando la humedad relativa oscila entre 10% a 50% y la velocidad del viento varía entre 5 a 8 kilómetros por hora.

Ante la ola de calor los animales permanecen echados de día y se mueven de noche.

Aguita fresca

Otro gran tema por resolver son las aguadas, es decir el suministro de agua para la hacienda. Antes había una vaca por cada dos hectáreas en promedio, hoy la ecuación se invirtió pues existen dos vacas por hectárea según explica el especialista.

Piedrabuena es concejero del Colegio de Veterinarios de la provincia de Buenos Aires.

“Una vaca en pleno verano, con una temperatura media de 24 grados toma en promedio unos 60 litros de agua por día, por lo tanto, no hay agua que soporte. Sin embargo, en la gran mayoría de los establecimientos ganaderos, el caño de salida de agua del tanque hacia la bebida para los animales sigue siendo de dos pulgadas, cuando debería ser de 3 para que el agua se mantenga fresca. A nadie le gusta tomar agua con una temperatura de sopa, a los animales tampoco”.

Preocupa la  no plantación de campos en la zona noroeste.

Que se debe tener en cuenta frente a una ola de calor como la que atravesamos:

  • Es necesario que los animales reciban agua fresca. Es importante que el agua esté fresca en la salida y también que llegue fresca para los animales que están más alejados.
  • A la hora de hacer una aguada se recomienda un caño de salida de agua de 3 pulgadas porque la reposición de agua será más rápida y fresca. Ampliar el diámetro de los caños que van a las aguadas es fundamental para mantener un flujo de agua constante.
  • Ante una ola de calor los animales pueden incluso no comer. La sequía afecta también la alimentación de los animales porque se seca el pasto y la materia verde pasa a ser también de otra calidad.
  • Como parte del plan de monitoreo es clave consultar diariamente el Índice de Temperatura y Humedad, y aumentar las recorridas diarias para controlar el estado de los animales.
  • En la ganadería parece que un principio no hubo impacto hasta que se comienza a ver los registros de preñeces.
  • Ante una ola de calor como la que se vive en la zona los animales suelen alterar su actividad, moviéndose de noche, se lo pasa echado al lado de las aguadas y no va a comer.
  • Por eso es utilizar dietas frías y aumentar la fibra.

En la ganadería extensiva, de cría y recría, no se puede medir en el momento los efectos de la ola de calor. Sí puede darse en lechería donde puede medirse por litros de leche producidos, y también en la ganadería de invernada y feedlot donde ya pueden verse perdidas.

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Pero sí se tiene un panorama concreto al momento de monitorear cuantas vacas preñadas existen. “Seguramente en ese momento la ola de calor demostrará menores resultados porque las vacas no pudieron entrar en celo o muchas veces a raíz de las altas temperaturas se dan grandes pérdidas de embriones. Todo se podrá saber en 3 meses”, explicó.

En lo que hace específicamente a alimentación en la época de seca, en los forrajes que se producen pueden llegar a almacenarse nitritos en sus tallos que son tóxicos para el consumo de los animales. “Muchas veces suceden muertes de animales y no se sabe por qué. La manera de solucionarlo es moviendo a los animales para que puedan comer en distintas zonas”, cuenta Rodolfo Piedrabuena.