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El Carnaval, una tradición de la humanidad

Si bien no sólo identifica a ciertos lugares turísticos, es la fiesta por excelencia que comparten las culturas en el norte y en el sur, mostrando los regionalismos propios de cada cultura con matices particulares.

Augusto Raúl Cortazar quien es considerado un gran referente en el ámbito de la investigación folklórica en nuestro país, en 1949 presentó “El carnaval en el folklore calchaquí” uno de sus libros basado en trabajos de campo realizados en el norte argentino, donde expresa: “El viejo carnaval yergue todavía en nuestro tiempo su abigarrada y bulliciosa figura. Grandes urbes, ciudades, aldeas y lugarejos de las más apartadas latitudes divisan su traza año tras año y perciben el trino incitante de su cascabel”.

La chaya en La Rioja también forma parte de la cultura de los carnavales.

Actualmente este fenómeno popular, sigue tan vigente como en aquellos años estudiados por A. R. Cortazar, y no sólo en nuestro país, presentando tantas variantes como lugares donde se desarrolla, mostrando los regionalismos propios de cada cultura con matices particulares, pero sin perder su espíritu y su carácter festivo, plagado de baile, música, canto, algarabía, no faltan los juegos, las bebidas y comidas típicas, donde se entremezclan prácticas antiguas con las modernas y todos quienes participan van olvidando por unos días las penas habituales de la vida cotidiana.

Los carnavales porteños contienen una gran tradición.

La palabra “carnaval” se vincula con el “carrus navalis” vehículo en forma de barca con ruedas que formaban parte de los desfiles y cortejos dionisíacos.

Si buscamos la etimología de este vocablo, los probables orígenes son muchos, podremos encontrar diferentes documentaciones y por supuesto varias opiniones al respecto. La palabra “carnaval” probablemente se vincula con el “carrus navalis” vehículo en forma de barca con ruedas que formaban parte de los desfiles y cortejos dionisíacos y en otras fiestas procesionales en los pueblos de la antigüedad donde todos participaban sin distinciones sociales. Otra derivación podría ser de “carne vale” es decir “carne, adiós” en el cristianismo se entiende como despedirse de ella durante los ayunos cuaresmales.

Por primera vez las mujeres en el campo serán reconocidas

Registros históricos dejan constancia de fiestas y celebraciones practicadas desde el medioevo  y si nos remontamos aún más atrás en la línea de tiempo, podemos vincular estas manifestaciones festivas con las danzas romanas celebradas en épocas de siembra llamadas saturnales (rinden culto a Saturno, protector de la agricultura) y las bacanales (en honor a Baco, Dios del vino).

También vale destacar el kronia en la cultura griega  (ceremonia honrando a Kronos) asociada con las actividades agrícolas, y a su vez podemos compararlas con ciertos cultos egipcios y las fiestas babilónicas y hebreas, todas estas fueron durante siglos, manifestaciones colectivas que han ocupado un lugar muy importantes en las civilizaciones de la antigüedad y que sin dudas son antecedentes de las fiestas que hoy se realizan en torno a los tiempos del carnaval.

Con sus columnas María Eugenia Alvear nos ayuda a entender más sobre nuestra cultura.

Toda esta información sobre la historia y los orígenes del carnaval, sumado a la observación de las actuales versiones carnavalescas de fiestas populares en diferentes partes del mundo, nos permiten afirmar ciertas características generales, la profunda raigambre mitológica y mágica, la tendencia a la nivelación social, el despojo de las preocupaciones, el desborde orgiástico, en ciertos casos, y como se sostiene en algunas zonas del norte argentino, el “diablito carnavalero” se apodera de las almas de los mortales que disfrutan desde el principio hasta el final sin mezquinar ningún tipo de expresiones exageradamente festivas.

El norte argentino está repleto de mitos al compas del carnaval.

La conquista española, a pesar de sus sanguinarias estrategias no logró exterminar todas las creencias y tradiciones de los pueblos originarios americanos que con el encuentro de los bagajes culturales que traían aquellos inmigrantes de lejanos horizontes, fueron generando interesantes sincretismos, dando nacimiento, consecuentemente, a infinidad de fiestas que hoy podemos observar en nuestro país, contando con muchos carnavales en los cuales se refleja este devenir histórico-cultural.

Todas maravillosas expresiones artísticas dotadas de significaciones y valores que se transmiten de generaciones en generaciones y esto nos permite asegurar que el carnaval es una tradición en todos sus sentidos, que no sólo identifica a ciertos lugares turísticos, el carnaval es una tradición de la humanidad, es la fiesta por excelencia que comparten muchas culturas en el norte y en  el sur, en el este y el en oeste de todo el mundo.

Por María Eugenia Alvear
Profesora de Historia y de Folklore