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De una pizza a 1400 sonrisas: la historia de Todos x los chicos

Lo que empezó como una iniciativa entre amigos en 1997 hoy es un movimiento solidario que alcanza a más de 1400 chicos en Junín, Lincoln, Rojas y hasta en parajes de Santiago del Estero.

En 1997, un grupo de tres o cuatro amigos de Junín se reunió con una idea simple: juntar algo de dinero, organizar una “pizzeada” y comprar juguetes para que chicos de escuelas carenciadas pudieran recibir un regalo en el Día del Niño. “Teníamos la ilusión de regalarle algo a los chicos que no tuvieran acceso a recibir un regalo. Queríamos que ese día tuvieran una sonrisa con un juguete en la mano”, recuerda Hugo Bottaro, uno de los coordinadores de la agrupación Todos por los chicos.

La agrupación se define como a-política. Esa independencia les permitió sostenerse a lo largo de casi tres décadas.

Lo que empezó como un gesto juvenil improvisado, se transformó en una organización sólida, integrada hoy por unas veinte personas. El grupo, sin sede ni estructura formal, sostiene año tras año un compromiso: reunir juguetes y entregar personalmente, con nombre y etiqueta, más de 1400 presentes a chicos de 21 escuelas carenciadas, comedores escolares y hasta a una escuelita en el paraje Pellegrini y La Fortuna, en Santiago del Estero.

“Una vez que entrás en este círculo, es muy difícil salir. No nos da la cara para decir ‘este año no vamos’. Los chicos nos esperan, los colegios nos esperan. Y para nosotros, que ya vimos egresar a nenes que empezaron a recibir un regalo a los tres años, el vínculo es enorme. Ellos nos conocen de toda una vida”, cuenta Bottaro, emocionado.

Una red que se multiplica

La agrupación se define como a-política. Esa independencia les permitió sostenerse a lo largo de casi tres décadas, sin depender de gestiones ni cambios de gobierno. “Queremos que sea algo limpio y sano, que se pueda mantener en el tiempo. Si nos hubiéramos atado a una gestión, tal vez hubiéramos desaparecido con ella”, explica Bottaro.

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El motor económico del proyecto son las tradicionales “pizzeadas” que organizan varias veces al año, llegando a vender hasta 250 pizzas por jornada. También reciben colaboraciones de pequeñas empresas y amigos que acercan donaciones, tanto en dinero como en ropa o abrigo. “Tratamos de que el juguete que regalamos sea algo lindo, importante. Hoy gastamos entre 2000 y 4000 pesos por cada uno. Multiplicado por 1400 se vuelve una suma difícil de reunir, pero lo logramos siempre”, señala.

Además de juguetes, Todos x los chicos organiza campañas de abrigo en invierno y entrega ropa a familias enteras. Lo hacen con la misma lógica: escuchar qué necesitan los comedores y las escuelas, y responder con lo que tienen a mano. “Todos tenemos en el armario una prenda que no usamos más. Para algunos es usada, para otros es nueva. Y ese gesto abriga y cambia mucho más de lo que parece”, afirma.

Seguí la cuenta @TodosXlosChicosJunín y sumate a este movimiento que nació del corazón de un grupo de amigos y hoy transforma realidades.

La otra cara de la solidaridad

Más allá de los números y la logística, lo que mueve a estos veinte amigos sigue siendo la emoción de cada encuentro. Bottaro lo dice sin vueltas: “Es egoísta también, porque lo hacemos para sentirnos bien nosotros. Pero en ese sentirnos bien, ayudamos. Y el beso que recibimos de un nene vale todo”.

En 27 años, la agrupación se expandió a Lincoln, Rojas y hasta a comunidades del norte argentino, aunque mantiene los pies sobre la tierra. “Nos llueven pedidos para llegar a más lugares, pero no queremos prometer lo que no podemos cumplir. Preferimos ir despacio, paso a paso, y estar seguros de que podemos responder cada año”, aclara.

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Un legado en marcha

La idea es sumar gente más joven que continúe con la posta. “Esto es un granito de arena, pero queremos que no se corte. Que, dentro de diez, quince años, otros sigan llevando esas sonrisas”, dice Bottaro.

La agrupación no tiene sede física: toda la organización se concentra en la cuenta de Instagram Todos x los chicos Junín, donde informan las actividades y reciben colaboraciones. “El dinero que juntamos va directo a los chicos, no queremos gastarlo en otra cosa. Todo lo que hacemos es por y para ellos”, remarca.

Lo que nació de una pizza compartida entre amigos terminó convirtiéndose en un compromiso social. Una historia que demuestra que, con voluntad y constancia, la solidaridad puede multiplicarse, y que a veces una sonrisa en el Día del Niño vale tanto como un proyecto de vida.