El partido de Junín se posicionó como un polo sin precedentes que investiga, da trabajo y educa a toda su comunidad.
No es casualidad que dos de los máximos referentes de la bioeconomía argentina, Fernando Vilella y Emiliano Huergo, destaquen en cuanto puedan que Junín se convirtió en un clúster bioeconómico con un fuerte acento en la sostenibilidad y en el despertar del desarrollo territorial. “Es una zona productiva que investiga, desarrolla y potencia las economías de la región generando trabajo y educación para toda su comunidad”, escribieron los especialistas.
En esa línea Vilella y Huergo resaltaron que “la rica historia, junto a sus recursos humanos y suelos de gran aptitud agrícola ha generado un muy importante polo Bioeconómico de Argentina, que aún tiene mucho potencial que desarrollar. Podemos encontrar una paleta de opciones que van desde la agricultura y la ganadería a diversas ramas de la agroindustria y los servicios”.
El articulo hace hincapié en que la agricultura, los cultivos extensivos con rotaciones de soja, maíz, trigo con verdeos y pasturas, proporcionan sustentabilidad ambiental y económica a la producción, mostrando que es posible el desarrollo de carnes en campos agrícolas. En cuanto a cultivos intensivos, hay experiencias con vides y verduras, como tomates de buena calidad.
“En granos hay transformación de diversas complejidades desde la genética a productos de consumo humano y animal. Se destacan dos empresas biotecnológicas que atienden a diferentes necesidades: una dedicada a la formulación y elaboración de productos microbiológicos y fungidas de alta calidad y la otra a la producción de urea de liberación lenta, como insumo en las dietas de tambos y feedlots”, manifestaron.
“El productor agropecuario debería convencer y capacitar a sus propios vecinos”
En genética hay dos empresas que producen semillas para cultivos como soja, maíz, girasol, trigo y sorgo y otra dedicada a semillas forrajeras. “También podemos encontrar avances en la genética para la producción animal, como dos cabañas de toros de prestigio nacional, otra muy reconocida de cerdos, una de ovinos y hasta una avícola llamada El Arlequín, que obtiene premios en la Exposición Rural de Palermo”.
Otros puntos resaltados por los especialistas
La Universidad del Noroeste de la provincia (UNNOBA), compartida con Pergamino posee carreras de agronomía, ingeniería, alimentos, genética, y economía, lo cual representa un gran aporte a la demanda de recursos humanos capacitados que requiere la bioeconomía.
Para transformar el trigo hay dos molinos, uno con más de 110 años de historia y otro próximo a los 100. Ambos convierten 500 toneladas diarias de trigo en harina. Una parte de ello se destina para fideos.
Las oleaginosas también son procesadas en las cercanías de la localidad de Saforcada, donde se ubica la ex planta aceitera de Nidera (actualmente de la empresa china COFCO). Allí más de dos mil toneladas de soja y otras tantas de girasol se transforman en aceite y proteína vegetal. La cáscara de las oleaginosas -un descarte del proceso- es utilizada como combustible en la caldera para generar 6 MW de energía que son manipuladas durante el proceso de molienda o exportados a la red.
Otro tipo de producción se da con el aceite de soja, que es trasformado en biodiésel por una moderna refinería que vende su producción a las petroleras. En cierta forma, este producto se convierte en un insumo de la propia producción local constituyendo un claro ejemplo de economía circular.
Junín cuenta también con una fábrica de quesos en la localidad de Roca, dos frigoríficos en el barrio La Vaca y huertas en el periurbano de la ciudad con productos de buena calidad para consumo local o provisión a otras localidades, destacándose un nuevo emprendimiento de granja hidropónica y una actividad nueva y original para esta zona del país que es la producción de vino en la Finca Las Antípodas, el primer vino 100% juninense. Esta bodega funciona como centro turístico y este año, han incorporado cabañas.
De la producción a la acción
Todo el clúster productivo se encuentra apoyado sobre una gran infraestructura. El Parque Industrial tiene más de 100 has y hay un proyecto para instalar otro en el corto plazo. La conectividad con otras regiones a través de las rutas nacionales 7 y 188 que conforman el Corredor Bioceánico y el ferrocarril San Martín, sumado a la zona aduanera primaria en Saforcada, facilitan las operaciones logísticas, dando una gran ventaja frente a otras regiones mediterráneas.
Un clúster bioeconómico con un fuerte acento en la sostenibilidad
El potencial de Junín en el desarrollo de la bioeconomía es tan amplio, que siempre habrá actividades para seguir sumando. Agricultura, ganadería, genética, biotecnología, alimentos tanto tradicionales como boutique, vinos, biocombustibles, alimentos balanceados, energías renovables, son los pilares de su desarrollo productivo. Un clúster bioeconómico con un fuerte acento en la sostenibilidad que muestra la potencialidad de este enfoque digno de imitar y que permite verificar, si se dieran las condiciones macroeconómicas nacionales adecuadas, el camino para lograr un despertar del desarrollo territorial, seguramente más equitativo y pujante.