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El caballo es el mejor amigo del hombre

Para los pateros el caballo es un compañero de vida que percibe todo y da al máximo de su rendimiento. El deporte criollo pisa fuerte en el centro de la Argentina y busca recuperar terreno perdido.

Es algo particular la relación con el caballo. Tan personal que inclusive sorprende hasta a los más amantes de los animales. Es un vínculo diferente.

“El caballo es muy perceptivo de los sentimientos y las emociones de las personas. La ansiedad, el miedo… todo los percibe el caballo cuando generaste la confianza con él”, dice Carlos Castagnani, un delgado patero, de 25 años recién cumplidos. Desde Venado Tuerto comanda el equipo de Pato de la Sociedad Rural local, toda una novedad en una zona tradicionalmente no ligada al Pato. Su relación con los caballos es natural, y como sucede con la gran mayoría de los pateros en la Argentina viene desde chico.

Los caballos siempre están atentos a lo que la persona le transmite.

 

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“Son animales que están siempre atentos a lo que la persona le transmite. Por eso son muy compañeros”, cuenta. “A mí me generó una pasión grande, porque uno cuenta con un caballo como si fuera un amigo”.

En 1953 el Pato fue consagrado como “deporte nacional”, homenajeándolo por ser originario de nuestro país, nacido de la misma tradición gauchesca afincada en el centro y NEA de la Argentina ubicada por las actuales Buenos Aires, Santa Fe, Salta, Santiago del Estero, Corrientes y Entre Ríos.

El juego del pato, Ángel Della Valle, óleo sobre tela, MNBA.

Una crónica de Félix De Azar de 1610 detalla que el Pato ya existía como tal en estas tierras en plena época de la colonia: “… juntan para esto dos cuadrillas de hombres de a caballo y señalan dos sitios apartados como de una legua (cinco kilómetros aprox.), luego cosen un cuero en el que se ha introducido un pato que deja la cabeza afuera, teniendo el referido cuero do o más manijas o asas, de las que se toman los dos más fuertes de cada cuadrilla en la mitad de la distancia de los puntos asignados y metiendo espuelas tiran fuertemente hasta que el más poderoso se lleva El Pato, cayendo su rival al suelo si no lo abandona; el vencedor echa a correr y los del bando contrario lo siguen y lo rodean hasta tomarlo de alguna de las manijas, tiran del mismo modo, quedando al fin vencedora la cuadrilla que llegó con El Pato al punto señalado”.

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Una semana después de la final del Abierto de Polo se juega el Campeonato Abierto Argentino de Pato.

Hoy el Pato tiene su fuerte en algunas ciudades del centro de la Argentina como Las Heras, Henderson, General Belgrano, Chascomús y Rawson. Todas conforman lo que el presidente de la Federación Argentina de Pato, Guillermo Bracuto, resume como el núcleo patero argentino. Algunos campos en Córdoba, La Pampa, Jujuy, Salta, Tucumán, Chaco, Misiones y Corrientes también se suman. Aquí se juegan principalmente campeonatos locales.

La gran recuperación para el 2022 es la del campo argentino de Pato, ubicado en pleno corazón de Campo de Mayo.

En Venado Tuerto la Sociedad Rural local tiene su equipo de Pato.

Para participar de un torneo los pateros practican todo el año. Ya llegada la fecha los animales son cuidados más estrictamente desde un mes antes. “La cuida es un varea diario, cuidándolo con dieta y ejercicios, además de revisiones de veterinarios buscando que se encuentre en óptimas condiciones”, explica Castagnani. Cada equipo juega en el campo con 4 jugadores que suelen viajar todos juntos con los caballos. En general suelen enganchar los chasis y acoplados y llevar unos 20 caballos por equipo.

El deporte perseguido

El Pato fue una práctica perseguida en sus orígenes. Prohibida por su peligrosidad. Hasta que a mediados de la década del 30 comenzó a tomar forma real de deporte, ya de manera organizada y con cambios sustanciales nacidos del primer reglamento que obligaba a los pateros a contar con una silla y la implementación de la pelota de 4 asas que luego pasó a ser de seis en la actualidad. En 1938, el gobernador de Buenos Aires, Manuel A. Fresco derogó la prohibición dando inicio a una nueva etapa.

“Todos los años, una semana después de la final del Abierto de Polo se juega en Palermo el Campeonato Abierto Argentino de Pato”, explica Bracuto. Y sigue: “En este deporte todos hablamos en criollo. A los clubes se los llama Campos. En vez de llamarle handicap le decimos ventaja, y a los chukkers le decimos tiempos”.

En la Argentina existen más de 60 campos federados. En algunas provincias se reúnen entre los campos y organizan sus propios torneos. “Cuando hablas de Pato estas hablando de la raíz de la Argentina. Del asado, del campo, del chico que no pudo jugar un torneo un fin de semana porque le entraron animales a su campo o porque está cosechando. Esto es bien argentino, bien de las raíces, bien de adentro”, se entusiasma Bracuto.

“Si estas ansioso se lo transmitís al caballo y te acompaña en eso y te ayuda a tranquilizarte. Lo mismo pasa en el juego”

El Pato busca recuperar

El deporte nacional aspira a un 2022 de recuperaciones fuertes después de haber arrancado tras pandemia la temporada en septiembre pasado. “Queremos recuperar torneos que no se pudieron hacer y apostamos más fuerte con transmisiones por streaming de los partidos con el objetivo de que aunque sea las finales se puedan transmitir por televisión”, cuenta el presidente de la Federación.

El deporte nacional aspira a un 2022 de recuperaciones fuertes.

Aunque la gran recuperación es la del campo argentino de Pato que ubicado en pleno corazón de Campo de Mayo y con 30 hectáreas necesita volver a ponerse en forma para que los torneos más importantes vuelvan a jugarse allí.

Y ¿dónde está el patero? El deporte fue perseguido en sus inicios.

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Adentro de la cancha es a cara de perro. Pero después cuando se bajan del caballo, abunda la camaradería con asados, cervezas, y un espíritu de amistada conocido como “Quinto Tiempo”. “Cuando jugas en otras localidades es el acontecimiento de la ciudad o del pueblo. En un partido de Pato tenes entre 1.000 y 1.500 personas por día. Es el evento del finde de semana”, dice Bracuto.

“Si estas ansioso se lo transmitís al caballo y te acompaña en eso y te ayuda a tranquilizarte. Lo mismo pasa en el juego. Vas generando un vínculo que se fortalece. Es un animal muy noble que da hasta lo último que tiene por cumplir con lo que le pedís. Lo que te da lo hace sabiendo que lo siente y es porque siente que lo tiene que dar. El caballo tiene un corazón enorme”, cuenta Castagnani. “Es muy difícil contar el vinculo entre una persona y un caballo porque hay que vivirlo”.

Fotos: Mery Pastrana
María Victoria Fernández