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El regreso con gloria del girasol en la pampa húmeda

En el partido de Junín existe un potencial de 30.000 hectáreas donde se podría sembrar y alcanzar resultados positivos, inclusive por encima de otros cultivos.

Los datos del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca confirman lo que se ve con claridad en la zona: el aumento en la superficie sembrada con girasol está consolido en varias localidades.

En algunos partidos de la provincia de Buenos Aires, si se compara, por ejemplo, la última siembra con la de la campaña 2018/19, se ve un crecimiento en promedio del 200%. Solo en el partido de Chacabuco el salto fue del 250%.

El avance de cosecha alcanza al 22,5% del área apta nacional, con un rinde medio de qq/ha 20,9.

Para Aimar Pena, presidente de la Asociación de Ingenieros Agrónomos de Junín (AIAJ) si bien la superficie sembrada en los últimos años es la mitad de los máximos históricos, “el cultivo sigue siendo de sumo interés en varias zonas del país. En los últimos 20 años en promedio se sembraron 1.8 millones de hectáreas”. Claro que aún es bajo si se lo compara con los picos de 3.5 a 4.0 millones alcanzados en la década del 90.

El aumento en el precio de los insumos es inédito

En el partido de Junín existen 30.000 hectáreas de suelos donde se podría sembrar girasol y alcanzar resultados positivos, inclusive por encima de otros cultivos, según estima Aimar Pena de la AIAJ.

Para el titular de la Asociación que representa a los ingenieros agrónomos de Junín es una realidad que en el partido de Junín los productores están comenzado a planificar la inclusión nuevamente de este cultivo en los planteos productivos. Entre los beneficios de volver al girasol está la posibilidad de “sembrar verdeos de invierno más temprano, generando una muy buena oferta de pasto, en aquellos campos integrados a ganadería”, explica.

Según Pena la tecnología aplicada por el productor local que apuesta al girasol es muy buena y se ajusta a los requerimientos del cultivo. Aunque destaca: “es importante prestar atención en el ataque de pájaros antes de la cosecha y contar con la maquinaria disponible para realizar esta práctica en el momento óptimo”.

Y continúa: “Podríamos pensar en cultivos de cobertura en esos suelos sueltos del Partido. Este tipo de prácticas puede traer sustentabilidad a estos suelos. Además, podría pensarse en siembras tempranas de trigo, con barbechos mejor planteados desde temprano, sobre final de febrero”, expresó.

La producción por hectárea se caracteriza por índices de estabilidad que otros cultivos no alcanzan.

A escala nacional, según datos oficiales, por estos días el avance de cosecha alcanza al 22,5% del área apta nacional, con un rinde medio de qq/ha 20,9. Los rindes en la Zona Núcleo (28.000 hectáreas relevadas) superan en algunos casos los qq/ha 30. Los progresos son del 97,2 y 81,5% para Chaco y el Centro-Norte de Santa Fe, respectivamente, con rindes superiores a los de la campaña pasada.

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Las bondades del girasol

Según el INTA el girasol cuenta con un beneficio adicional que es su buena tolerancia al estrés en años Niña y una duración de ciclo más corta, característica que le permite liberar los lotes más temprano para implantar verdeos o cultivos de invierno. Por todas estas razones, muchos productores están revalorizando al girasol y comenzaron a verlo como una alternativa muy atractiva en reemplazo de la soja.

Para Aimar “la producción por hectárea se caracteriza por índices de estabilidad que otros cultivos no alcanzan. Por ello, en estas zonas, el productor opta por ir a lo seguro y coloca al cultivo en sus planteos productivos en aquellos lotes que por calidad de suelos o régimen de lluvia la oferta de agua es limitante en algún estadio del cultivo”.

Un cultivo desalojado

En los últimos 20 años el girasol había sido desplazado de la Zona Núcleo, perdiendo el protagonismo tradicional que sostenía como cultivo en las rotaciones. La tendencia al vuelco, las enfermedades y la alta presencia de pájaros que se alimentaban de sus semillas había ayudado al productor por en su decisión.

Esto también lo vio la industria que trabajó, por ejemplo, en la mejora genética de los híbridos para que tengan mayor resistencia al vuelco y a las enfermedades.

El mejoramiento genético y los buenos precios empujó al productor a volver al girasol.

Hoy entre las problemáticas típicamente argentinas, se encuentra que Argentina continua con la limitante de poder exportar girasol en grano a países de Europa.

Otro tema importante es que todo el girasol se industrializa localmente y eso tiene un saldo a favor importante, aunque existen sectores que cuestionan la capacidad de pago de la industria. “ASAGIR trabaja seriamente en el tema para comunicar esos puntos de sumo interés para el productor”, explica Aimar.

En el partido de Junín hay un potencial de 30.000 que podrían sembrarse con girasol.

El mundo demanda cada vez más

La producción local de girasol no puede desatarse de lo que sucede en el mercado mundial que viene mostrando una mayor demanda. El ámbito internacional también viene demostrando que esa demanda difícilmente podrá ser satisfecha en los próximos años.

“Eso determina precios crecientes de aceite y proteína, traccionados por esta demanda. Si bien Argentina perdió el liderazgo en exportación, países importantes en saldo exportable como Ucrania, han alcanzado su capacidad máxima de exportación. También existen conflictos políticos en Europa del este que podrían afectar la normal producción de los gigantes de Europa del este, haciendo bajar la oferta”, desarrolla Aimar Pena.

Mientras tanto se mantiene la presión alcista en los precios internacionales de los aceites. “El nuestro cotiza, en Rotterdam, 6% por encima de la media de enero. El valor futuro a octubre supera en 47% al promedio de la década”, sintetiza el economista Jorge Ingaramo.

Buenos rindes, sumado a un contexto de buenos precios, se traduce en un combo de buena rentabilidad para el productor, por lo que se vislumbra una larga vida para el girasol en esta región donde aún tiene mucho por crecer.