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Alimentación: ¿por qué los colegios deberían enseñar hábitos saludables?

La nueva ley plantea la inclusión en la currícula escolar de temas alimentarios y nutricionales y regula los alimentos que se ofrecen en las escuelas. El kiosco escolar un jugador fundamental.

Como una pandemia silenciosa, en la Argentina más de un 35% de la población entre 13 y 15 años tiene sobrepeso y obesidad. Por ello la implementación dentro de los programas escolares de nuevos hábitos saludables de salud cardiovascular, sin dudas pueden marcar huellas que perduren en el tiempo y que logren cambios en las comidas de los alumnos.

En el caso de los niños una dieta poco nutritiva y el sedentarismo, sumado el tabaquismo en adolescentes, contribuyen a ensanchar el riesgo de enfermedades cardiovasculares.

En esta instancia y complementando naturalmente a la incorporación de estos temas en la currícula escolar,  es fundamental que el menú que ofrezcan los kioscos escolares contenga una propuesta saludable que incluya tartas de verdura, frutas y barritas de cereales.

Aquí interviene no solamente la escuela sino la familia que debería ser la encargada de concientizar sobre la alimentación saludable a sus familiares, puertas adentro de cada hogar.

No existe seguridad alimentaria sin sanidad vegetal

Más información sobre los alimentos

El 2021 fue un año favorable para los consumidores y la necesidad concreta de que se conozca más sobre la trazabilidad de los alimentos y bebidas que se consumen. La sanción de la Ley de Alimentos Saludables obliga a las empresas a brindar “información nutricional simple y comprensible de los alimentos envasados y bebidas analcohólicas, para promover la toma de decisiones asertivas y activas, y resguardar los derechos de las consumidoras y los consumidores”.

A través de un sistema de sellos (octógonos negros) se advertirá a la población sobre excesos en azúcares, sodio, grasas saturadas y totales y calorías de comestibles procesados y ultraprocesados. Además pone la mirada regular la publicidad y  los consumos en los entornos escolares.

Para la nutricionista Liliana Urbieta, integrante del Observatorio Nutricional Junín, la “nueva ley obliga a las empresas de alimentos a rotular sus productos incorporando octágonos. El negro significa que es alto en azucares y en grasas. Es una nueva modalidad de rotulado hacia donde las empresas debería ir. Estamos ahora en plena transición”.

“Es un gran cambio para la industria porque no debe haber por ejemplo publicidad engañosa. Este rotulado es muy sencillo y visual”, explica Urbieta.

El Observatorio Nutricional trabaja en las escuelas y comedores, con el objetivo de incentivar el consumo de alimentos saludables.

En relación con los colegios ninguno de los alimentos que posean estos octágonos que indiquen que el producto es alto en sodio, en azúcares y en grasas deberían ser comercializados en los kioscos. “Esto es un gran avance. También hay otros alimentos que deberían explicar que no comprenden azúcares, pero sí edulcorantes. Estos tampoco están recomendados para niños”, explica la nutricionista.

Explica la Ley en uno de sus artículos: “Entornos escolares. Los alimentos y bebidas analcohólicas que contengan al menos un (1) sello de advertencia o leyendas precautorias no pueden ser ofrecidos, comercializados, publicitados, promocionados o patrocinados en los establecimientos educativos que conforman el nivel inicial, primario y secundario del Sistema Educativo Nacional”.

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Si bien fue sancionada en octubre pasado, hasta el día de hoy continúan las discrepancias en su contenido y la industria sigue solicitando cambios. Lo cierto es que estos cambios también son trascendentales en controlar otro tipo de situaciones que se dan a partir de la desinformación y la mala alimentación como las llamadas enfermedades crónicas no transmisibles que que matan en el país a 686 personas por día, según datos de la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (de 2019).

“La idea es que los niños también se empoderen”, continúa Urbieta. El futuro y desarrollo de este cambio de paradigma dependerá finalmente del cumplimiento, de como se implemente, de los controles y de la responsabilidad también de cada ciudadano.