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Desde O´Higgins producen 4 millones de galletitas al mes y las venden a las principales tiendas de café del país

La familia Perrín produce mini cookies, cookies americanas, waffles, cantuccini, stroopwafels, brownies y alfajores para Starbucks, Café Martínez, Cabrales, Full YPF y Luccianos, entre otros. Emplea a más de 30 personas.

“Hay un lugar, Mariápolis….”
Estribillo de la letra de una de las canciones insignia de la Mariápolis en O´Higgins.

Si bien Gonzalo Perrín nació en Rosario, se crio en O´Higgins, partido de Chacabuco. Hoy con sus 37 años es socio y director de Pasticcino, un negocio familiar que es un verdadero boom empresarial.

Ubicada en esta localidad, no solamente vende coockies y galletitas para las principales tiendas de café de la Argentina, sino que también tiene una pata en la exportación.

Gonzalo Perrín, un visionario de 37 años.

Jorge es el padre de Gonzalo. Es socio y arquitecto y se encarga de las ampliaciones de la fábrica y de las maquinarias.

Su hermana Julieta, es nutricionista y se desempeña en normas de calidad y ahora en desarrollo de productos. Su hermano Santiago, estudió administración de empresas y hoy está a cargo de cuestiones operativas y la gestión interna. Y su otro hermano, Ignacio, está en el depósito.

Además, trabajan su cuñado y su mejor amigo.

Casi toda la familia Perrín trabaja en la empresa. Su padre Jorge, su hermana Julieta y dos de sus hermanos, Santiago e Ignacio.

Como todo lo que sucede en esta localidad, la historia de la empresa está atada a Mariápolis y comenzó a gestarse cuando Gonzalo Perrín volvió a su pueblo tras estudiar en Rosario.

“Quería salir de Rosario y volver a O’Higgins con algún proyecto y justo se dio que mi papá con un amigo vinculado a la Mariápolis, estaban pensando en un emprendimiento para generar trabajo en el pueblo. Al principio no sabíamos bien en qué rubro emprender, hasta que pensamos en las galletitas para acompañar al café”, contó Gonzalo.

“Creamos Pasticcino, que en italiano significa masa fina, es decir los productos que acompañan al café. Al comienzo pensamos que podíamos generar cinco o seis puestos de trabajo nada más, hoy ya somos más de 30 personas trabajando”.

Del horno de su casa a producir 4 millones de galletitas al mes

Gonzalo comenzó realizando sus primeras galletitas en el horno de la casa de sus padres. Hoy, produce 4 millones de unidades por mes de su producto emblema: una mini cookie con forma de grano de café, que se comercializa y presenta en locales y cafeterías de primeras marcas en el país.

“Durante tres años comercializamos solamente ese producto. La gran diferencia la marcamos cuando logramos comprar la envasadora que hace los paquetitos individuales porque pudimos captar a clientes más importantes, como Café Martínez, Chungo y The Coffee Store y crecimos en empleados”, explicó.

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Así, en los inicios, la empresa comercializó solamente ese producto. Hoy, produce y comercializa más de 10 variedades como: cookies americanas, waffles estilo belga, cantuccini, stroopwafels, brownies y alfajores inspirados en distintos países del mundo y demostrando el valor agregado que es posible brindar.

Hoy Pasticcino brinda trabajo a 30 personas de la localidad.

“Cuando empezamos a tener como clientes a las cadenas de cafeterías más importantes del país, nos dimos cuenta que teníamos que aprovechar más esos contactos y no quedarnos en vender solamente la cookie que acompaña al café, sino que éramos capaces de brindar otros productos para vender en sus tiendas”, relató Perrín.

“Como segundo producto fue la cookie tipo americana de vainilla y chips de chocolate, luego llegaron los cuadraditos rellenos de limón, los waffles, alfajores y stroopwafel, todos inspirados en distintos países”.

Pasticcino comenzó fabricando la cookie que acompaña al café. Hoy, desarrolla más de 10 productos distintos.

La oferta crecía, pero el concepto de Pasticcino era siempre el mismo: vender un producto listo para la venta, que brinde una solución al mercado y con el estilo take away. Hoy, los exhibidores con sus exquisitos productos se pueden encontrar en las mejores tiendas de café del país y en algunos países de Latinoamérica ya que en la actualidad comercializan su marca a más de 50 clientes.

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Su principal objetivo: brindar empleo en la localidad

Una de las principales características de Pasticcino es su función social y su cultura de trabajo ya que la empresa forma parte del proyecto de economía de comunión, caracterizada por el compromiso y reciprocidad con todos los que forman parte de la misma. Estamos vinculados a Mariápolis donde tratamos de hacer economías más sociales. En nuestro caso, vimos la falta de empleo formal en el pueblo, por eso apostamos acá”, expresó Gonzalo y aseguró que hoy son la fábrica más grande de O´Higgins.

La fábrica está ubicada a 3 kilómetros de O´Higgins.

En sus inicios, Pasticcino contaba con cinco empleados y en la actualidad brinda trabajo a 30 personas, todos oriundos de la localidad. Además, la mayoría de los recursos humanos de la empresa accedió por primera vez a un trabajo en formal en blanco, contando así con aportes y cobertura en salud correspondiente.

“Estar instalados en el pueblo es mucho más fácil por varias cuestiones. En principio, porque conocés a tus empleados y tenés un contacto diario con todas las personas que están vinculadas a la empresa. Pero, además, es más fácil organizar la logística, tenemos buenos proveedores de servicio técnico y trabajamos con mucha tranquilidad”, dice Perrín. “Hoy, esta paz no la negocio”.

“Trabajar en familia es hermoso, aunque tiene sus dos partes. Por un lado, está la confianza y el compromiso de todos, pero por el otro, cuando surgen diferencias, es complicado”.

“Trabajar en familia es hermoso, aunque tiene sus dos partes. Por un lado, está la confianza y el compromiso de todos, pero por el otro, cuando surgen diferencias, es complicado”, confesó Gonzalo y agregó que “el balance es positivo, somos profesionales y tenemos en claro el rol que ocupa cada uno. Por ahora, va todo muy bien”.

El regreso de la arquería y el control de la mente

En Pandemia la empresa estuvo 100 días parada

Gonzalo contó que la pandemia fue un golpe muy duro para la empresa. Además de tener que cerrar su fábrica en Brasil, su planta en O´Higgins estuvo 100 días parada. “Fue durísimo, pero hoy viéndolo en perspectiva aprovechamos para acomodar las cosas dentro de la empresa y para reinventarnos”, dijo Gonzalo y contó que “tuvimos tiempo para desarrollar cuatro productos nuevos y comenzar a pensar en lanzar la marca Pasticcino al mercado, que surgió por una necesidad”.

Además, durante la pandemia, la empresa comenzó a explotar los canales digitales y a utilizar mucho más el marketing digital. “Aún estamos pagando una deuda bastante grande con los bancos, porque nos hicimos cargo de los salarios y no perdimos ningún puesto de trabajo. Eso, en parte, muestra nuestro compromiso social, nuestros valores y la cultura de trabajo que sostenemos”.

Su desarrollo a futuro

Antes de la pandemia, Pasticcino solo era una empresa que fabricaba productos para las cafeterías. Hoy, se encuentra en un nuevo segmento con la comercialización de productos marca Pasticcino, exclusivos para negocios deli y gourmet.

En la actualidad, se encuentra trabajando en el desarrollo de productos sin TACC, altos en proteínas y bajos en azúcares. Además, la empresa se encuentra en una etapa de ampliación de su fábrica, donde va a permitir la automatización de procesos y el trabajo continuo.

El regreso de la arquería y el control de la mente

“La idea es continuar en esa línea, ampliando el desarrollo de la propia marca e incorporando nuevas ideas”, expresó Gonzalo y agregó que su gran sueño es lograr tener una oficina comercial en cinco países distintos: Buenos Aires, San Pablo, Tokio, Barcelona y Milán.

“La enseñanza que me dejó Pasticcino todos estos años es que generando equipos y productos de valor se puede transcender como marca estés donde estés”, cerró.