El girasol vuelve a posicionarse como una clave alternativa en la rotación agrícola. Investigadores del INTA trabajan en el mejoramiento genético del cultivo, desarrollando híbridos más productivos y resistentes a enfermedades. Ensayos recientes muestran su gran potencial en un contexto de sequías.
El ingeniero agrónomo Matías Domínguez, investigador en mejoramiento genético de girasol en la experimental de INTA Pergamino, ha estado trabajando en el desarrollo de híbridos más resistentes y productivos. Su trayectoria incluye un doctorado en la Universidad Nacional de Rosario, finalizado en 2022, y desde 2023 forma parte del equipo de investigación del INTA.
En colaboración con otras experimentales, como INTA Manfredi y la experimental de Balcarce, Domínguez y su equipo buscan aumentar el potencial de rendimiento del girasol, mejorar su estabilidad y desarrollar resistencia contra enfermedades, como el cancro por fomopsis. “Esta última afección se ha convertido en una preocupación creciente, especialmente en el sur de la provincia de Buenos Aires”, contó en el marco de la I Jornada de Girasol organizada por el INTA, AIAJ, UNNOBA y ASAGIR.
La reaparición del girasol en la región, tras haber sido desplazado durante más de dos décadas, ha generado la necesidad de información actualizada sobre los híbridos disponibles en el mercado. “Para responder a esta demanda, INTA ha implementado ensayos comparativos de rendimiento, sumando así información clave a su programa de mejoramiento genético”, explicó.

Uno de los pilares de esta iniciativa es la Red de Evaluación de Cultivares de Girasol, un convenio entre INTA y ASAGIR con el respaldo de empresas semilleras. “A través de esta red, se evalúan híbridos alto oleico y linoleico en diversas regiones girasoleras del país, bajo estrictos controles de calidad. Los datos obtenidos se publican en la página de ASAGIR permitiendo que productores y asesores tomen decisiones basadas en información confiable”, dice Domínguez.
Los resultados más recientes, correspondientes a la campaña 2023-2024, han sido prometedores. Los ensayos de microparcelas han identificado híbridos con un alto potencial de rendimiento y una gran capacidad de adaptación a la región. En un contexto de sequías recurrentes y eventos climáticos como el fenómeno de La Niña, el girasol ha demostrado ser una opción viable en lotes donde otros cultivos, como la soja, pueden presentar dificultades.
“Gracias a la incorporación de nuevas variedades y tecnologías, el girasol se posiciona nuevamente como una alternativa estratégica para los productores”, contó. La combinación de mejoramiento genético y ensayos de rendimiento proporciona herramientas fundamentales para potenciar su desarrollo y consolidar su lugar en el esquema productivo de la región.