Para el agrónomo y asesor Juan Espart, estas lluvias posibilitaron continuar con la siembra de maíz y de soja por encima del trigo, y esto es fundamental.
Las lluvias acumuladas durante estos dos últimos meses fueron un aliciente para los productores y los campos de la zona, duramente golpeados por una seca con pocos precedentes enmarcada en el fenómeno climático conocido como Niña.
Si bien noviembre fue un mes “llovedor”, con un promedio en toda la región que rondó los 100 mm., este 2022 salvo algunas nuevas lluvias, cerrará con un promedio que estará entre los 150 y los 200 mm. menos que en el 2021.
En este contexto, y pese a estar tercer año consecutivo por debajo de los 1.000 mm. anuales, tanto para la soja sembrada de manera temprana, desde el 15 de octubre a principios de noviembre, como la soja tardía, sembrada a partir del 15 de noviembre, las perspectivas son buenas a raíz de estas últimas lluvias, comentó el agrónomo y asesor técnico Juan Espart.
Para Espart, “en maíz las precipitaciones ayudaron a seguir con la siembra sin demasiados problemas, mejorando su proyección y las tareas logísticas. Estas lluvias posibilitaron continuar con la siembra de maíz y de soja por encima del trigo, y esto es fundamental”.
En promedio en el partido de Junín, con disparidades según la zona específicamente, cayeron precipitaciones que rondaron los 50 mm. en octubre, en tanto que en noviembre la lluvia acumulada superó los 100 mm. De lo que va de diciembre las precipitaciones rondan los 30 mm.
“En los maíces tempranos, sembrados a mediados de septiembre, estas precipitaciones ayudaron a transitar el período vegetativo sin limitaciones”, comentó Espart. Los maíces tardíos, en tanto, se están implantando por estos días.
Por otro lado, para el técnico al haberse pronosticado con antelación la llegada de lluvias, en algunos campos se hicieron fertilizaciones y re fertilizaciones en maíces tempranos que posibilitaron mejorar sus rendimientos.
El girasol, el cultivo en crecimiento
En el partido de Junín existe un potencial de 30.000 hectáreas donde se podría sembrar girasol y alcanzar, en tanto y en cuanto el clima colabore, resultados positivos, inclusive por encima de otros cultivos.
“Estos últimos años creció la siembra de girasol, con buenos resultados en rendimientos. También los buenos precios ayudan. Por sus características es una opción viable ante un contexto de sequía”, contó el asesor.
Otro cultivo, el sorgo, ha tendido buenos resultados y ha ganado terreno. “Aunque algunas plagas y malezas lo afectan. Este contexto hizo que el productor se inspire más y que las empresas se dediquen más al estudio y comercialización de híbridos de sorgo”, dijo Espart.
Para el especialista esta campaña se caracteriza por la diversificación en las fechas de siembra, sobre todo en el cultivo estrella: la soja. “El maíz se sembró en un 85% a partir del 25 de noviembre, es decir en una fecha tardía. En soja la siembra se dividió casi por la mitad, implantando en fechas tempranas que rondaron al 20 de octubre, y en fechas tardías, a partir del 15 de noviembre”, dijo.
Para Espart “el productor apuesta a los mismos cultivos, aunque busca fechas de siembre que posibiliten estabilidad en los cultivos y no altos rendimientos. La idea es mantener un piso elevado, resignando rendimientos potenciales altos que suelen darse en años con precipitaciones normales”.