El bar tradicional El Terruño nació hace 2 años y movió a Morse ofreciendo a turistas tradición de pueblo, ambiente de pulpería, gastronomía y espectáculos de nivel.
Terruño es la tierra de uno, la particularidad que nos da nuestro origen. La mentora y dueña de El Terruño, Verónica Rezk, es de Morse y se crio en la casa donde hoy está ubicada desde hace dos años este almacén-bar autóctono con símbolo de identidad local y cultura nacional, a dos cuadras de la plaza principal.
“El Terruño es mi lugar, literal”, dice Rezk, publicista vinculada al marketing artístico, que plasmó en su proyecto todo lo que vivió desde chiquita en su familia y aprendió en su profesión.
Después de 25 años como asesora artística, decidió dedicarse a su propio emprendimiento de “vuelta a las raíces” con el que había soñado desde que empezó a interesarse por el auge de los pueblos rurales.
El momento fue providencial: el fallecimiento de sus padres y una pandemia fuera de todo pronóstico impulsó la decisión. El 17 de julio de 2021 nació el bar tradicional.
En poco tiempo El Terruño sacudió la modorra del pueblo, se instaló en conversaciones de vecinos y el mapa de viajeros y a los cinco meses encabezaba “Pulperías y Bodegones”, cuarto libro de “Desconocida Buenos Aires” saga del gran referente del turismo nacional Leandro Vesco. “El primer 25 de mayo, ya estábamos entre los cinco recomendados en La Nación, fue un gran impacto”, cuenta Rezk.
Honrando un legado familiar
Nieta de inmigrantes sirio-libaneses que llegaron escapando de la guerra, Verónica tuvo en claro que su misión era resignificar el pasado y recrear el espacio desde lo positivo, no desde la nostalgia sino cultivando la semilla que le dejaron sus ancestros.
Sofía Nadef, nacida en Siria el mismo año en que se fundaba Morse (1910), era una mujer empoderada cuando aún hoy es casi imposible en el mundo árabe. Con su esposo Abdala Rezk y sus seis hijos tenían un humilde bolichito en un rancho del bajo del pueblo que se inundaba siempre. En 1950, compraron dos terrenos en la parte alta del pueblo y edificaron esta esquina en ochava que sigue intacta. Aquí estuvo la despensa y mercado “Doña Sofía” con ella al frente con toda su dedicación y carácter. “Me dicen que tengo la sangre de mi abuela y la pasión de comerciante de mi viejo”, reconoce Verónica.
Cuando Sofía falleció en 1976, Eduardo Rezk, padre de Verónica y conocido en el pueblo como el “turco”, el “negro” o “Salomón”, tomó la posta de su madre conservando su nombre en homenaje. La esquina funcionó como un clásico de Morse hasta 1993.
Si bien “Doña Sofía” fue la gran inspiración, El Terruño buscó un sentido más amplio, incluso evocando a esa mujer que tuvo que abandonar su patria y adoptar otro “terruño” en busca de un destino, superando todas las adversidades.
Una casa-museo para aprender y entretenerse
El Terruño refiere a la familia Rezk y también al pueblo y al ser nacional. La casa, que también forma parte de la experiencia, fue puesta en valor con su estética de los 50. El salón original está ambientado como los viejos almacenes de ramos generales pero con la modernidad y los detalles que llaman la atención de los visitantes. Paredes y mostradores rebosan de publicidades con marcas que quedaron en el corazón de generaciones. En la estantería se llevan algunas lágrimas las latas de galletitas (como La Delicia de Junín) y los botellones de aceite como usaban madres y abuelas. Mención aparte para la legendaria Hesperidina que es el convite de bienvenida.
En torno al cuadro central de la abuela Sofía, se pueden conocer algunos personajes del pueblo, desde el pionero Bartís o el lechero hasta los más célebres. Es que aquí nació Alejandro Dolina o vivió toda su infancia Pomi de Awada, la suegra de Macri.
A modo de centro de información turística, hay reseñas de la fundación de este pueblo ferroviario, un plano con sus puntos de interés y el porqué de su nombre. “Tenemos un mural de Samuel Morse, un pulsador original de telégrafo y el famoso código con el que interactúan chicos y grandes. Nadie hubiera imaginado ver a niños descifrando palabras para ganarse un premio o jugando al sapo en la vereda con sus padres o abuelos”, cuenta la dueña.
Al fondo, donde está el escenario, hay un mostrador centenario rescatado de la ex Casa Fernández (una reliquia) y en la pieza donde dormía Verónica, y que hoy es el camarín de los artistas, está el primer televisor color del pueblo en el que el “turco” invitaba a los clientes a ver la novedosa señal de ATC en 1980. “Mi papá no sólo atendía un negocio, era un visionario que daba un servicio a la comunidad”.
A Verónica también se le ocurrió rescatar las expresiones populares en logos, postales y chapas de colección. ¿Por qué Morse-París-Londres? Es la pregunta más repetida en relación a este guiño local de los años 70. ¿Qué significa UTE?. Un curioso saludo y declaración de pertenencia que aún sigue en uso e identifica sólo a los morseños.
Por este viaje al pasado, el lugar también es elegido para fotos temáticas o visitas de estudiantes de turismo y aficionados a lo retro y las pulperías.
Un refugio para la cultura independiente
En estos almacenes es común el folklore en vivo, muchas veces con baile incluido. Pero Verónica se propuso hacer algo diferente, donde la música fuera protagonista y los cantores escuchados con la comida de “segunda voz”, no al revés. Por eso, donde tenía la feria de ropa campestre, armó un escenario e inauguró los acústicos en formato íntimo.
Ya han pasado Yamila Cafrune, Demi Carabajal, Micaela Chauque, Leonardo Pastore, entre tantos otros reconocidos y emergentes de folklore, tango y pueblos originarios. Consagrados de Cosquín, ganadores de premios Gardel, nominados al Grammy y hasta un instrumentista de Shakira. “A veces me cuesta dimensionar lo que está pasando en un pueblo tan chico y sin ningún antecedente similar. Que tanto el público como los artistas valoren y recomienden el lugar es algo que me honra y me llena de orgullo. Muchos me dicen que con el tiempo nos vamos a dar cuenta del rol que estamos cumpliendo. Como dijo la gran Yamila cuando vino a festejar nuestro primer año: “Hacen falta más terruños en la provincia de Buenos Aires porque en estos lugares está el germen de la argentinidad”.
“Este domingo con la carbonada del 9 de julio se presenta el libro sobre “Pulperías y Tradiciones” donde también figura nuestro espacio. Y ya esperamos la próxima visita del periodista de TN Mario Massaccesi y a más talentos y sorpresas para la segunda parte del año”, comentó..
El Terruño destierra el mito de los pueblos que reza: “Aquí nada funciona”.
¿Cómo visitarlo?
En Plátano y Jazmín, Morse, a 30 km de Junín por Ruta Prov. 46.
Acústicos sábados por la noche y eventos especiales domingos al mediodía.
¿Qué se come?: fiambres y quesos, escabeches y pan casero morseño, empanadas de carne fritas en grasa, higos en almíbar y bebidas nacionales como los protagonistas de la casa: los aperitivos pulperos Hesperidina y Pineral.
Siempre con reservas: (236) 4671269