La pareja de Pino y Marinangeli busca en cada nota de su repertorio de canciones tradicionales marcadas por la poesía conmover desde un costado más personal. El nacimiento de su hija Catalina los marcó no solamente desde lo personal sino también desde lo musical.
En Junín existen muchas parejas musicales y amorosas que comparten la misma pasión por las canciones. Ese es el caso del dúo Acacia Robles, integrado por la pareja Mariela Marinangeli en voz y Juan Pino en guitarra criolla y charango.
Navegando a través de canciones del Litoral, del Norte y de nuestra Pampa Húmeda, este dúo aporta su propio toque distintivo a canciones tradicionales mediante sus propias reinterpretaciones.
Para Marinangeli, la influencia del folclore también se remonta a su niñez, gracias a sus padres, quienes escuchaban chamamé como herencia de su abuelo correntino. “A medida que crecí, me apropié de estas raíces musicales y familiares desde una perspectiva diferente. Elijo las letras que más me identifican, que me emocionan, que me convocan y que resuenan en mí de alguna manera”, comparte la cantante.
En Acacia Robles la selección del repertorio es tema de análisis y discusión, donde la poesía juega un rol trascendental. “La letra de una canción me tiene que llegar, me tiene que conmover, en un punto me tiene que tocar. Buscamos tocar canciones que nos gusten, que tengan algo para decir y que nos identifiquen”, explica Mariela.
Será por eso que el dúo Acacia Robles se inspira en la raíz, el entorno y la contemplación de la naturaleza, incluyendo el paisaje humano. Además, en sus canciones, se encuentran variados retratos de personajes, lo que añade una dimensión adicional a su música.
Una pareja musical
De la unión sentimental de Pino y Marinangeli nació Catalina, de 12 años. Y de la confianza entre ellos, de la cotidianeidad y de animarse a más, fueron surgiendo cada vez más canciones por interpretar, que eran propuestas desde cada rincón de la casa que comparten los tres.
“Cuando llegó Catalina nuestra casa era como un espacio cultural, un patio musical, o sea que siempre estaba repleto de gente. Siempre estuvo presente la cuestión musical y cultural”, dice Marinangeli.
Si bien Mariela es autodidacta hace poco más de 15 años dio un paso más profesional para pasar de cantar en su intimidad a compartir su voz con los demás. Y ahí el apoyo de Juan tuvo mucho que ver. Pino, en tanto, comenzó a tocar la guitarra a los 10 años con su madre para luego pasar a tocar en grupos de rock y jazz. A los 12 años comenzó a estudiar en el Conservatorio dentro de la carrera de instrumentista y estuvo 10 años estudiando. “En paralelo comencé a componer mis canciones, a abrirme también con otros grupos, siempre teniendo varios proyectos a veces con guitarra criolla, otras veces con todo enchufado”, cuenta.
Las mujeres juninenses otra vez a la cabeza de la ayuda alimentaria
El nacimiento de Catalina marcó un hito tanto en sus vidas personales como en su carrera musical. Crearon un grupo de música para niños llamado “Los Crustáceos,” en el que Catalina cantaba cuando tenía solo cuatro años. Experimentaron numerosos escenarios y giras juntos, lo que les permitió descubrir y aprender mucho acerca de la música infantil y su impacto en los niños. “Vivimos los tres muchos escenarios y giras, y descubrimos a muchos músicos trabajando alrededor de las infancias. Eso también nos enseñó mucho. Lo que les pasa a los niños con la música y con el contacto con el arte en general es maravilloso”, dice Marinangeli.
Actualmente, el dúo Acacia Robles continúa presentándose en el espacio cultural de Casa Arte y promocionando su segundo videoclip. Además, Juan Pino se está preparando para un espectáculo de música más rockera y eléctrica con su grupo Bávaro, programado para el 25 de noviembre.
