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“El mundo ideal sería consumir lo que uno produce”

Para Julieta Pino, integrante del Observatorio Nutricional de Junín, la búsqueda es sumar frutas, verduras y lácteos en estos menús destinados a niños y adolescentes. El rol de las redes sociales y su contaminación de información contradictoria.

Como Observatorio Nutricional el organismo nació en el 2017, dependiente de la Municipalidad de Junín y centrado en diseñar menús para comedores escolares con la consecuente compra y distribución de la materia prima indicada para las comidas diarias.

El equipo, conformado por cuatro nutricionistas, trabaja con los cocineros de cada comedor. Julieta Pino, licenciada en nutrición, es una de cuatro especialistas. Entrevistada por el programa radial Estamos Rodeados, que se emite por LT 20 todos los sábados a las 12 horas dijo que “los comedores son un reflejo de un montón de realidades y situaciones  de ese grupo etario. Es también un muestreo de los alimentos que están más presentes, cuales sí y cuáles no”.

Para Pino existe un gran producto que contribuye a la alimentación sana: la soja texturizada.

La búsqueda es sumar frutas, verduras y lácteos en estos menús destinados a niños y adolescentes que se alimenten diariamente en los comedores escolares de Junín.Cuando comenzamos había un exceso en el consumo de azúcar, sal y de pan en estos espacios. Había mucha comida de olla, hoy ya estamos trabajando con más variedad”, cuenta Pino.

“Estamos buscando que en las dietas hayas alimentos naturales o mininamente procesados. Productos de estación que están en mejores condiciones y también son más económicos. Tratamos de que se generen compras a proveedores locales para que se mueva la economía local y también nos interesa que haya autoconsumo a través de las huertas. No es fácil, pero el mundo ideal sería consumir lo que uno produce”, dice.

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Las familias son clave en la alimentación diaria

En toda esta búsqueda de repensar lo que comen los alumnos también juega un rol trascendental la familia. “Siempre buscamos involucrarlos porque no alcanza con mejorar el almuerzo de los chicos, sí después en sus casas se olviden de todo por falta de recursos, o conocimiento. Hoy se entregan módulos alimentarios, donde también nos interesa saber que pasa con esos alimentos en sus casas”.

Las integrantes del Observatorio tiene como objetivo mejorar los menús de los comedores trabajando con los cocineros.

En ese sentido desde el Observatorio se está trabajando en elaborar un recetario para luego repartirlo en las familias “para que no haya un bache entre lo que planificamos y lo que finalmente sucede”, explica la licenciada en Nutrición.

Hoy también, pese a lo que puede deducirse erróneamente, se percibe un mayor interés en los adolescentes y jóvenes en conocer que comen. Seguramente las redes sociales también hacen lo suyo. “Las redes tienen que ver, con lo peligros que puede ser porque se encuentra de todo, con mensajes muchas veces contradictorios. Pero sí, en general, existe interés de ellos. El tema es acompañar ese interés a través del asesoramiento de un profesional para que no quede todo librado a lo que se googlea”, dice Julieta Pino.

Somos lo que comemos

Un menú con proteínas animales y vegetales

En los menús de los comedores existe una fuerte incidencia de la carne vacuna, de pollo y de cerdo. “Recién este año hay días que en las preparaciones no hay carnes, reemplazándolo todo con legumbres, vegetales y cereales con el objetivo de alcanzar una complementariedad proteica”, dice.

La Ley del Etiqueta Frontal si se cumple contribuirá a informar más y mejor sobre lo que comemos.

Entre los nuevos alimentos con alta cantidad de proteína y que pueden reemplazar o complementar el consumo de carnes y sus proteínas animales, se encuentra la llamada soja texturizada con una gran cantidad y calidad de proteínas. “A través de talleres presentamos a la soja texturizada para que se conozca que es rica y que hay muchas preparaciones donde utilizarla. Existen muchas otras posibilidades que van más allá de la carne vacuna”, explica.

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Etiquetado y nada más

Desde fines de agosto se puso en vigencia formalmente la Ley del Etiquetado Frontal, que mediante sellos establecidos por la ley los envases que se encuentren en las góndolas deberán indicar si dicho producto contiene por ejemplo un “Exceso en azúcares”, “Exceso en sodio”, “Exceso en grasas saturadas”, “Exceso en grasas totales” y o “Exceso en calorías”. Es el comienzo de un largo proceso donde se busca cada vez más informar al consumidor sobre lo que consume, invitarlo a comer cada vez más saludable. “En los supermercados deberíamos acostumbrarnos a elegir el producto y después volver a ir a buscarlo. No se trata de leer cada uno de los productos cada vez que vas a un supermercado”, explica Pino.

El consumo de frutas y vegetales es fundamental para el crecimiento sano de los niños.

“Es importante siempre informarnos sobre los ingredientes, y que sean lo más natural posible. Que al momento de leer una etiqueta conozca de que ingredientes se trata. Si hay palabras raras es poque probablemente haya muchos químicos, aditivos o conservantes. Es acostumbrarnos a elegir alimentos con conocimiento y después volver a buscarlos y si surgen otros compararlos”, sintetizó.