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Desafíos agrícolas en el Noroeste: estrategias para superar la sequía y las heladas

En medio de condiciones climáticas extremas, la región se enfrenta a desafíos agrícolas sin precedentes. La sequía, las heladas y la escasez de pasto han llevado a los productores y asesores a buscar estrategias para superar obstáculos y garantizar la supervivencia de los cultivos y el ganado.

La región noroeste de la provincia de Buenos Aires ha enfrentado dos campañas agrícolas extremadamente desafiantes en términos de condiciones climáticas, resultando en deficiencias en la producción en todos los cultivos. Además de los daños ya sufridos por los cultivos tradicionales de la región, como la soja, el trigo y el maíz, la falta de producción de pastos y forrajes esencial para la alimentación del ganado se ha convertido en un problema adicional.

Sorgo forrajero en campos bajos en los márgenes del río Salado.

“En los últimos tres años, uno estuvimos prácticamente sin lluvias ni agua en los campos. Una faltante de 1.000 mm de agua. Eso hace que se tenga que trabajar buscando mucha más eficiencia desde lo agronómico. Esto nos obliga a enfocarnos en una mayor eficiencia desde una perspectiva agronómica. En la agricultura, hemos tenido que hacer ajustes en las fechas de siembra, densidades de plantación, selección de variedades de cultivos y, además, hemos comenzado a monitorear los niveles de aguas subterráneas de las napas”, explica Fabricio Navone, ingeniero agrónomo destacado en la zona de noroeste bonaerense, que asesora campos situados en los partidos de Junín y el Rojas. “Hoy además se trabaja con otras herramientas, entre estas las consultas permanentes de los pronósticos climáticos”, explica.

Navone es miembro activo de la Asociación de Ingenieros Agrónomos de Junín (AIAJ) que trabaja en colaboración con el INTA y la UNNOBA realizando ensayos de rendimientos de todos los materiales de la región para extraer datos que exponen su performance.

Charla de miembros de la AIAJ con estudiantes de agronomía en UNNOBA.

Según su mirada las lluvias recientes comienzan a brindar una nueva perspectiva. “Esta semana hemos recibido entre 30 y 80 milímetros de lluvia, dependiendo de la zona. Además, el pronóstico para la próxima semana también es alentador, con precipitaciones que van desde 15 hasta 60 milímetros. Aunque hay áreas donde no se cumplen estas previsiones y existen espacios secos, esto indica que estamos entrando en un noviembre mucho más prometedor. La mayoría coincide en que estamos ingresando al período más húmedo, que va de diciembre a febrero, y es probable que El Niño esté establecido para fin de año”, explicó.

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El trigo se encuentra en la etapa de llenado y ha experimentado heladas en la primera mitad de octubre, lo cual se suma a la sequía prolongada que venía afectando los cultivos. “Ahora, empezaremos a ver el verdadero impacto de estas condiciones climáticas adversas”, comentó el especialista.

“Los efectos de las heladas en los cultivos varían según la etapa de desarrollo en la que se encontraban, pero los daños oscilan entre un 15% y un 40%, dependiendo también de la ubicación del lote. Por supuesto, la situación es más crítica en las zonas bajas en comparación con las áreas en las lomas, y todo se agrava debido a la sequía”, dijo Navone.

Más sorgo sembrado en los márgenes del Salado.

En lo que respecta a los cultivos de siembra gruesa, se sembró muy poco maíz temprano en septiembre según dijo el miembro de la AIAJ. “La estrategia fue enfocarse principalmente en lotes más bajos con acceso a napa y en lotes destinados a la producción de maíz como forraje para el ganado. La mayor parte del maíz se sembrará más tarde, en diciembre”, dijo.

“Como asesor, mi objetivo es asegurar la supervivencia de los cultivos y depender en mayor medida de las precipitaciones, ya que las aguas de las napas se encuentran a más de 3,70 metros de profundidad y el cultivo no las puede utilizar. De esa manera retrasamos la fecha de siembra hasta diciembre para asegurarnos que el período crítico, que es la floración, nos caiga en febrero cuando tenemos mejores temperaturas y una mayor probabilidad de precipitaciones como están pronosticadas”.

Las lluvias mensuales proyectadas estarían entre un 30 a 40% por encima de lo normal

En cuanto a las siembras de septiembre, estas representan una proporción menor por decisiones agronómicas. En muchos casos, se trata de campos bajos con acceso a napa y o también tierras destinadas a la producción de forraje para el ganado porque no existen reservas de forraje de los años anteriores por la baja producción.

En el caso de la soja, se están implementando estrategias más defensivas. “La próxima semana, después de las lluvias anticipadas, se iniciará la siembra de soja de primera, utilizando variedades con madurez más larga, entre 4,5 y 4,9”, dijo.

El cambiante rol del ingeniero agrónomo en la producción de alimentos

La ganadería también golpeada

La falta de lluvias también ha afectado la ganadería, disminuyendo la producción de pasto y ralentizando el rebrote de verdeo como raigrás y avena. Además, el aumento en el costo de los granos ha impactado negativamente en la terminación del ganado. “Para abordar esto, estoy considerando alternativas para reducir los costos en la dieta, como la introducción del cultivo de arvejas para generar proteínas en invierno y destinar el mismo lote a maíz de segunda. La arveja reemplaza al expeller de soja, lo que reduce significativamente los costos al utilizar una proteína más económica”.

Para Fabricio Navone “un beneficio de los años secos ha sido la posibilidad de mejorar las zonas marginales o de campos naturales con la introducción de cultivos rústicos como el centeno en invierno y el sorgo en verano. Esta mejora en los lotes por la introducción de los verdeos nos permite a futuro hacer una pastura permanente y mejorar la calidad de los pastos y aumentar la carga animal”.