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La cosecha de maíz en Junín en medio de las incógnitas por el spiroplasma

En la Argentina la estimación de la cosecha de maíz 2023/24 sufre un revés debido al impacto combinado de una ola de calor y la propagación de la enfermedad ‘spiroplasma’. Esta plaga, transmitida por la chicharrita Dalbulus maidis, afecta la producción y es una alarma en la zona noroeste bonaerense.

 

La reciente estimación de la cosecha de maíz 2023/24 en Argentina ha generado preocupación entre agricultores y expertos debido a una serie de factores adversos que han afectado la producción. Según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, se proyecta que la cosecha alcance los 54 millones de toneladas, una disminución  con respecto a la estimación previa de 56,5 millones de toneladas. Esta reducción se atribuye principalmente al impacto de una ola de calor en febrero y a la propagación de la enfermedad ‘spiroplasma’.

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La enfermedad ‘spiroplasma’, transmitida por la chicharrita Dalbulus maidis, ha surgido como un factor preocupante en la región noroeste de la provincia de Buenos Aires. Aunque la zona solía estar a salvo de esta plaga, las condiciones climáticas favorables, incluyendo altas temperaturas y abundantes precipitaciones, han propiciado la rápida reproducción y migración de la enfermedad. Especialistas del INTA señalan que el escalonamiento en las fechas de siembra también ha contribuido a su propagación.

El impacto de la enfermedad ‘spiroplasma’ en los cultivos de maíz tardío ha sido devastador en otras regiones del país como la del norte argentino.  Alejandro Giordano, agrónomo y asesor, destaca la falta de herramientas de control efectivas, señalando que solo se pueden aplicar medidas parciales como adelantar las fechas de siembra. Además, la falta de híbridos tolerantes a esta enfermedad en el mercado agrava la situación y plantea preocupaciones sobre el impacto futuro en las cosechas.

Alejandro Giordano, ingeniero y asesor agropecuario.

Ante esta situación, la Asociación de Ingenieros Agrónomos de Junín está organizando una disertación con un especialista para abordar estrategias de mitigación de pérdidas. Sin embargo, la incertidumbre persiste sobre el alcance y la gravedad del problema a largo plazo.

La chicharrita Dalbulus maidis, vector de la enfermedad ‘spiroplasma’, es un pequeño hemíptero de apariencia traslúcida y color amarillo. Con al menos cinco generaciones en el norte argentino, este insecto se desarrolla entre los meses de noviembre y mayo, pasando el invierno como adulto en estado de latencia en plantas de maíz “guacho” o plantas nativas, principalmente gramineas.

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“No hay muchas herramientas para el control y solo se pueden trabajar parcialmente desde el manejo, adelantando las fechas de siembra, por ejemplo”, expresó Alejandro Giordano. “Es una incógnita proyectando las próximas campañas ya que el avance de esta plaga puede afectar significativamente los rendimientos de maíz si se dan las condiciones. En la actualidad no hay en el mercado híbridos tolerantes a esta enfermedad”, finalizó.

Lo cierto es que esta enfermedad se cobra mermas de rinde hasta el 70%, mayormente de maíces tardíos sembrados entre diciembre y enero, según AAPRESID.

En resumen, la propagación de la enfermedad ‘spiroplasma’ representa un desafío para la producción de la región del noroeste bonaerense, subrayando la necesidad de medidas de control efectivas y el desarrollo de híbridos resistentes para proteger a los cultivos.