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El campo y la ciudad: un vínculo esencial que define la identidad de Junín

El productor agropecuario, dirigente rural y concejal de Junín Rodrigo Esponda habla sobre los estereotipos que enfrenta el sector, el uso responsable de agroquímicos, el impacto de las retenciones y la necesidad de la participación política para cambiar la percepción social del campo argentino.

El agro argentino es uno de los pilares fundamentales de la economía del país, contribuyendo de manera significativa al Producto Bruto Interno y generando divisas a través de sus exportaciones. Sin embargo, existe un marcado contraste económico, productivo y cultural entre las regiones rurales y urbanas.

Mientras que las zonas agropecuarias suelen concentrar mayor riqueza, muchas comunidades urbanas enfrentan desafíos como la pobreza y la marginación, especialmente en las áreas inmediatas a las grandes ciudades. Esta disparidad provoca tensiones en las relaciones sociales, alimentando estereotipos sobre los productores agropecuarios.

Rodrigo Esponda, productor agropecuario, dirigente rural y concejal en Junín, es siempre una de las figuras más lúcidas de la producción local no solo para abordar la mirada desde el mismo sector productivo sino para vislumbrar la percepción de la sociedad. “Como productores nos estereotipan de gorilas, de garcas, de ricos, de piquetes de la abundancia, de la 4×4, y la verdad es que mucha gente con desconocimiento compró esa versión”, señaló Esponda en una entrevista que forma parte de los podcasts Estamos Rodeados que emiten por LT20 y a través de Spotify.

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Para el productor las políticas comunicacionales de ciertos gobiernos, en especial durante los años del kirchnerismo, acentuaron esta imagen negativa del sector agropecuario, utilizando a los productores rurales como enemigos en un contexto político polarizado. Según Esponda, el campo no supo contrarrestar esa imagen estereotipada: “No tuvimos la capacidad de llegar a toda la sociedad para contarles realmente qué es un productor agropecuario, cómo vive, cómo trabaja y cómo arriesga todos los días”.

La relación con el ambiente y los agroquímicos

Uno de los temas más polémicos que enfrenta el sector agropecuario es el uso de agroquímicos. Esponda subraya que, si bien los productos químicos utilizados en el campo son tóxicos, se ha avanzado considerablemente en la reducción de su toxicidad a lo largo de los años. “Hoy se usan productos mucho menos tóxicos que hace años. Ya no se utilizan muchos de los que eran realmente peligrosos. No es agua bendita, pero se utilizan con mucha responsabilidad”, aclara.

Para el dirigente rural los productores tienen plena conciencia del impacto ambiental y económico de estos productos. Para Esponda, esta responsabilidad no es solo ambiental, sino también económica: “El que no tiene la conciencia ambiental, tiene la conciencia del bolsillo. Usa lo que corresponde, ni más ni menos”.

: “No tuvimos la capacidad de llegar a toda la sociedad para contarles realmente qué es un productor agropecuario, cómo vive, cómo trabaja y cómo arriesga todos los días”.

A pesar de las críticas que el sector recibe por parte de grupos ambientalistas, Esponda invita a discutir alternativas viables para la producción de alimentos. “Es muy fácil sentarse frente a un micrófono y hablar de agrotóxicos, pero ¿cuál es la alternativa? Cuando veo la agroecología, veo rindes muy magros. No digo ni que sí ni que no, pero discutamos cuáles son las opciones”, afirmó, dejando claro que, hasta el momento, no ha encontrado una mejor alternativa a los productos aprobados que utilizan en el campo.

Las retenciones y su impacto en el productor

El sistema de retenciones ha sido uno de los principales puntos de conflicto entre el sector agropecuario y los distintos gobiernos. Para Esponda, la eliminación de las retenciones es crucial para mejorar la situación del campo. “Las retenciones no deben existir. Eso no significa no pagar impuestos, pero las retenciones son un sistema injusto que afecta directamente la capacidad de los productores para reinvertir y crecer”.

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Esponda explica cómo el actual esquema de retenciones impacta profundamente en las finanzas del sector: “De cada tres camiones de producción, uno va directo al gobierno. Y de los otros dos, tenemos que pagar insumos, impuestos y demás gastos. Es muy complejo planificar o reinvertir en estas condiciones”.

Según el productor, existen alternativas impositivas, como el impuesto a las ganancias, que serían más eficientes y justas, permitiendo una mayor recaudación sin castigar tanto al sector. “Las retenciones se llevan todo en bruto, pero un impuesto a las ganancias bien implementado sería más equitativo”, afirma.

“Es muy fácil sentarse frente a un micrófono y hablar de agrotóxicos, pero ¿cuál es la alternativa?”.

El futuro del agro y la necesidad de participación política

Esponda también reflexiona sobre la falta de participación política de los productores rurales. “Dentro del campo, hay una visión negativa sobre la política. Muchos ven la política como algo ajeno o corrupto, pero es fundamental participar si queremos que se escuchen nuestras voces”, afirma.

Para Esponda, el productor agropecuario debe ser visto como “un engranaje más de la sociedad”, que invierte, arriesga y genera empleo, no como un oligarca o un privilegiado. En su opinión, los prejuicios que rodean al sector provienen de la falta de comprensión del impacto que tiene la actividad rural en la economía nacional.

“Sería muy bueno bajar y que miremos para el costado, nos daríamos cuenta que somos iguales”

En un contexto donde el campo es constantemente señalado, Rodrigo Esponda aboga por un cambio en la manera en que la sociedad percibe a los productores rurales. A través del diálogo y la participación, confía en que se podrá mejorar la relación entre el campo y el resto de la sociedad, fomentando un desarrollo más equitativo para todas las regiones del país. “Me gustaría que nos vean como un aliado para poder salir adelante, para poder generar oportunidades y disminuir la desigualdad”, concluyó.

La conexión entre el campo y la ciudad no solo es esencial para el desarrollo económico, sino también para fortalecer la identidad de Junín. Como él mismo destaca, “si no cuidamos nuestra producción, no solo estamos perjudicando a los productores, sino a toda la comunidad”. La labor de los actores del agro, en colaboración con la sociedad, será clave para construir un futuro sostenible, donde cada voz cuente y cada esfuerzo sume.