Gustavo Franco, ingeniero agrónomo y asesor de larga trayectoria, analiza con precisión la realidad del campo en la Pampa Húmeda. En un contexto desafiante, marcado por precios internacionales fluctuantes, altos costos de producción y una situación financiera delicada, los productores enfrentan un panorama complejo para el próximo año.
“El costo de producir en la Pampa Húmeda ha alcanzado niveles históricamente altos”, advierte Franco, ex presidente de la Asociación de Ingenieros Agrónomos de Junín (AIAJ). Entre los principales factores que afectan la rentabilidad, destaca el incremento en los precios de los fertilizantes y los combustibles, sumado a una mayor presión impositiva. Estos factores han reducido considerablemente los márgenes de ganancia para los productores.
“El costo de los fertilizantes se ha disparado a niveles que nunca habíamos visto. Esto obliga a los productores a ajustar cada decisión al milímetro”, dice. Además el combustible, otro insumo crítico para cualquier actividad en el campo, se ha convertido en una de las principales trabas para mantener la rentabilidad.
El panorama productivo también está condicionado por las variaciones climáticas. “La última campaña estuvo marcada por eventos climáticos extremos, como sequías prolongadas y lluvias tardías, que afectaron los rindes”, señala. A pesar de ello, cultivos como el girasol y la soja siguen siendo opciones viables, aunque con mayores riesgos asociados.
“El girasol, en particular, tiene un papel estratégico porque se adapta bien a condiciones de menor humedad y ofrece buenos márgenes en estas situaciones”.
La economía del productor: equilibrio precario
Según Franco, la ecuación económica del productor se encuentra al límite. Los precios internacionales de los granos, que en algún momento representaron una esperanza, han mostrado una tendencia a la baja, mientras que los costos no han cedido. “Los insumos clave, como herbicidas y semillas, también han sufrido aumentos considerables, lo que obliga a los productores a ser más selectivos en su uso”, explica.
Franco subraya la importancia de planificar cuidadosamente las siembras. “El productor tiene que conocer muy bien su suelo y elegir cultivos que se adapten no solo a las condiciones climáticas, sino también a las económicas”, destaca. En este sentido, la rotación de cultivos y la integración de tecnología de punta son herramientas esenciales para maximizar los recursos disponibles.
Además, puntualiza: “La inversión en análisis de suelo y herramientas de agricultura de precisión no es un gasto, es una necesidad en estos tiempos”.
El acceso al crédito y las finanzas del sector
En cuanto al acceso al financiamiento, Franco es categórico: “El sistema financiero no está acompañando al productor”. Las altas tasas de interés y las condiciones de endeudamiento representan un obstáculo importante. “Muchos productores recurren a financiación privada o a acuerdos con proveedores de insumos, pero esto también tiene sus riesgos”, advierte.
El endeudamiento acumulado en las últimas campañas complica aún más la situación. Según Franco, el próximo año será clave para establecer estrategias de recuperación. “Es fundamental renegociar pasivos y buscar soluciones creativas para mantener la actividad”, afirma.
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En este sentido, añade: “La clave está en buscar alianzas con proveedores y tratar de planificar los pagos en función de los ingresos esperados, pero siempre con prudencia”.
Perspectivas para 2025
A pesar de este complejo escenario, Franco vislumbra oportunidades para aquellos que logren adaptarse. “El futuro dependerá de la capacidad del productor para innovar y optimizar sus recursos”, sostiene. Los avances en agricultura de precisión y el uso de datos para la toma de decisiones ofrecen herramientas valiosas para enfrentar los desafíos.
Finalmente, Franco enfatiza la necesidad de un enfoque integral. “El productor no solo debe mirar su campo, sino también el contexto político y económico. La sostenibilidad de la actividad requiere decisiones que consideren tanto el corto como el largo plazo”, concluye. “La tecnología es una aliada clave. Los que inviertan en agricultura de precisión van a tener una ventaja competitiva enorme”.
El 2025 será un año de grandes desafíos, pero también de oportunidades para quienes estén dispuestos a adaptarse y buscar nuevas estrategias. En la Pampa Húmeda, el ingenio y la resiliencia seguirán siendo los pilares del sector agropecuario.