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Las “Bomberas” de la Guerra Gaucha

En los márgenes de la historia oficial, un grupo de mujeres valientes, conocidas como “Las Bomberas”, tejió una red de espionaje clave durante la Guerra Gaucha. Con ingenio, coraje y amor por la libertad, estas patriotas supieron burlar al enemigo, disfrazarse, infiltrarse y enamorar para cumplir su misión. Hoy, sus gestas silenciosas reclaman un lugar en la memoria colectiva de la independencia argentina.

Fueron muchas las mujeres comprometidas con la causa patriótica a comienzos del siglo XIX, asumiendo
valiosos roles como aquellas “Bomberas”, así eran llamadas quienes batallaron, de manera muy especial, una vez encendida la Revolución de 1810, en los más recónditos rincones de la incipiente nación, con estrategias inéditas y mucha astucia, damas de gran coraje y convicción se aventuraban en misiones secretas ¨llevando y trayendo” información sumamente importante en aquel contexto de la lucha independentista.

Cuadro de Macacha Güemes del artista Pablo Zarra.

La guerra de guerrillas que dirigía hábilmente el General Martín Miguel de Güemes en la frontera norte, con el apoyo incondicional de sus “Infernales”, contaba con la asistencia de estas intrépidas mujeres que se las ingeniaban para lograr sus objetivos con ocurrencias muy arriesgadas como vincularse amorosamente con el enemigo para ganarse su confianza en la intimidad. También elaboraban sutiles escondites en el ruedo de sus faldas para llevar pequeñas notitas con importante información; y participaban con discreción en reuniones sociales donde se infiltraban con perspicacia.

María Eugenia Alvear viene escribiendo artículos enfocados en el rol de las mujeres en la historia argentina.

Valientes, de formación autodidacta, motivadas por el fervor revolucionario y el deseo de libertad, entre tantas andanzas arriesgadas, fueron perfeccionándose con cada misión.

La precursora en este arte del espionaje fue María Loreto Sánchez Peón de Frías, quien dejó de lado una vida aristocrática para ofrecer su ayuda y oficiar como informante en la guerra gaucha. Cambió su refinado atuendo por pilchas humildes, haciéndose pasar por una vendedora ambulante que se paseaba por lugares estratégicos donde disimuladamente escuchaba conversaciones de los soldados realistas que habían invadido Salta luego de la triste Batalla de Ayohuma en 1813, donde también intervinieron heroicas mujeres rescatando a los caídos.

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“La Loreto” tenía una “casilla de correo” en el hueco de un árbol, donde dejaba los datos obtenidos para que las tropas de Güemes pasaran a recogerlos. Como ella, que secretamente se sumó a esta lucha, entre tantas otras mujeres, hubo una llamada Juana Gabriela Moro Díaz de López, quien, aprovechando sus bellas dotes femeninas, supo utilizarlas para enamorar, nada más y nada menos, al jefe de la Caballería Española, al punto tal de convencerlo para que traicionara al Ejército Realista. Por este episodio fue confinada a padecer el encierro absoluto en su propia habitación, hasta que Güemes logró rescatarla y lejos de acobardarse, se vistió de gaucho, montó a caballo y continuó con sus tareas de espía.

Años más tarde, junto a compañeras salteñas y jujeñas, pregonó por los derechos de las mujeres mientras se sancionaba la Constitución de 1853.

Doña María Loreto Sánchez Peón de Frías.

Las “Bomberas” y sus proezas eran capitaneadas por una de las mujeres más célebres e inteligentes de aquellos años, Macacha Güemes, hermana de Martín Miguel, quien ocupaba el cargo de coordinadora de las diferentes acciones de espionaje, pergeñando los ocurrentes métodos según las necesidades y circunstancias.

Además, cumplía infinidad de funciones vinculadas al accionar bélico independentista, siendo consejera política de carácter fuerte en la diplomacia, sagaz en situaciones decisivas, generosa y solidaria con los más necesitados.

Juana Gabriela Moro Díaz de López.

Hoy podemos asegurar el trascendental protagonismo, de estas admirables heroínas, en momentos cruciales de nuestra historia, que formaron una red de hábiles espías, ingeniosamente organizada, con tácticas de impecables resultados.

Muchos años transcurrieron en el anonimato, quedaron relegadas al sector del olvido, hoy es urgente y necesario rescatarlas y difundir su épica gesta, para rendirles el merecido homenaje y reconocimiento en las páginas más destacadas del apasionante relato histórico del Siglo XIX.

Por María Eugenia Alvear
Profesora de Historia.