Mientras la soja mostró fuertes oscilaciones y cerró el mes sin cambios, el maíz consolidó una leve suba y se mantuvo firme tanto en el mercado disponible como en los contratos futuros. La relación de precios entre ambos cultivos se mantuvo estable.
Durante los últimos 30 días, el mercado de granos mostró comportamientos dispares entre los principales cultivos. La soja disponible atravesó un mes marcado por una fuerte volatilidad: llegó a caer hasta un 6%, pero logró recuperar terreno y cerró julio en niveles similares a los registrados a comienzos del mes.
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Por su parte, el maíz mostró un desempeño más sólido. El precio disponible alcanzó los USD 175, luego tuvo una leve baja y finalmente cerró el período con una mejora mensual del 1,7%. En términos generales, el cereal exhibió una evolución más estable en comparación con la oleaginosa.
En el mercado de futuros, la tendencia también fue diversa. El contrato de soja con entrega en noviembre de 2025 mostró una marcada baja, con una caída del 3,5% en el mes y un retroceso acumulado del 6% en los últimos tres meses. Esta baja se dio en un contexto de elevado volumen de operaciones, lo que refuerza el sesgo bajista del mercado para la oleaginosa a largo plazo.

En cambio, los contratos futuros de maíz demostraron mayor firmeza. El contrato con vencimiento en septiembre se mantuvo estable en USD 177, aunque representa una baja del 3% en relación a los valores de mayo. Aun así, la estabilidad durante julio fue valorada positivamente por el mercado.
La relación de precios entre soja y maíz (conocida como “soja/maíz ratio”) se mantuvo estable y en línea con el promedio de los últimos 12 meses, ubicándose en 1,55. Según operadores, el pase entre ambos cultivos no genera incentivos claros ni valor adicional para quienes deben tomar decisiones de rotación o cobertura.
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El panorama, en definitiva, muestra a un mercado expectante, con señales mixtas y sin un rumbo claro. La soja sigue bajo presión en los plazos largos, mientras que el maíz sostiene su piso con cierta fortaleza. Las decisiones comerciales, en este contexto, demandan cautela, análisis y buena lectura de los movimientos globales.