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Señales mixtas en economía con mejora en la macro y el campo sostiendo el envión

La inflación sigue en baja, se estabiliza el dólar y el agro muestra una recuperación en la producción. Sin embargo, las tasas siguen altas y la mejora en el poder adquisitivo avanza lento.

En un contexto de inflación a la baja, dólar estable y crecimiento interanual de la actividad económica, el campo argentino aporta buenas noticias con una mejora general en las estimaciones de producción para la campaña 2024/25. Aunque persisten desafíos, los datos muestran un escenario con señales positivas para el agro y para la economía en general.

La siembra de trigo, el cultivo que representa dinero fresco para el productor

Según las proyecciones, la inflación de junio se ubicaría en torno al 1,7%, con una tendencia descendente que podría llevarla hasta el 1% hacia finales de 2025. Este ritmo de desaceleración inflacionaria contrasta con el nivel aún elevado de las tasas de interés. La TAMAR (tasa activa mínima de referencia) se mantuvo entre el 32 y el 34% en los últimos tres meses, lo que, en términos reales, implica un rendimiento positivo frente a la inflación proyectada.

El girasol es el gran cultivo en crecimiento con una expansión que supera el 30%.

En el plano cambiario, el dólar mostró una estabilidad en las últimas semanas, moviéndose dentro de un rango acotado de $1.150 a $1.190. Esta rigidez del tipo de cambio se dio incluso durante los dos meses de mayor oferta de divisas del año, producto de la cosecha gruesa.

En cuanto a la actividad económica, marzo trajo una suba interanual del 5,6%, con la intermediación financiera liderando el crecimiento (+29,3%), seguida por la construcción (+9,9%). Si bien el empleo formal aún enfrenta tensiones, en abril el índice RIPTE (remuneración promedio) creció 2,9%, acumulando una suba del 16,5% en el primer cuatrimestre del año, lo que marca una leve mejora del poder adquisitivo.

Girasol en la zona Núcleo: un renacer inesperado

En este escenario, el agro se posiciona como uno de los principales motores de la recuperación. La estimación total de producción para la actual campaña se ubica en las 130 millones de toneladas (mtn), un 3% por encima del ciclo anterior. El crecimiento está apalancado por dos cultivos: el girasol, que se expandió un 31%, y el trigo, con una suba del 23%.

En el caso particular del maíz, la producción alcanzaría 50 millones de toneladas, un número similar al del ciclo anterior, pero que supera en un 21% el promedio de los últimos cinco años. El avance de cosecha llega al 49,6% del área apta a nivel nacional, con un rinde promedio de 78,2 qq/Ha, una cifra alentadora.

Mercado de granos: leve repunte para la soja, caída del maíz y una cosecha que supera el promedio

A nivel internacional, el mercado de granos también mostró una revisión positiva: tanto la oferta como la demanda mundial se ajustaron al alza en 1 millón de toneladas, lo que implica una mejora del 2,5% respecto a la campaña previa. Aunque en junio no hubo grandes cambios en los valores locales, las condiciones globales siguen empujando hacia un escenario de relativa estabilidad y precios sostenidos.

El maíz: la producción alcanzaría 50 millones de toneladas, un número similar al del ciclo anterior, pero que supera en un 21% el promedio de los últimos cinco años.

Si bien todavía quedan interrogantes sobre la solidez de la recuperación, especialmente en lo que respecta al consumo y el acceso al crédito, el campo vuelve a mostrar su capacidad de traccionar y aportar divisas. La combinación de inflación controlada, tipo de cambio estable y una campaña agrícola con buenos rindes puede funcionar como base para una segunda mitad del año más sólida, siempre que las condiciones climáticas y macroeconómicas acompañen.