En agosto pasado Junín vivió la sorprendente historia del bandoneón de Ángel Faré, un músico multifacético cuyos instrumentos cobraron vida propia. Con una carrera de más de 60 años, Faré es un apasionado del bandoneón y el saxofón, y un maestro incansable de la música que desafía la jubilación. Descubre cómo la pasión, la dedicación y la tecnología se entrelazan en la vida de este ícono musical.
Este invierno de 2023 quedará guardado en la memoria de los juninenses como el año en que los instrumentos de Ángel Faré tomaron más notoriedad que el propio músico. Algo inédito para este multifacético instrumentista, bandoneonista, saxofonista, profesor y director de orquesta, que trasciende las melodías que interpreta para ser un ícono de la música regional. La impactante noticia del robo de algunos de sus instrumentos, incluyendo el bandoneón, movilizó a toda la ciudad, y finalmente, el desenlace fue tan dulce como la melodía de una revancha, con el hallazgo de todos sus instrumentos en perfecto estado.
Faré se explica por su larga y apasionada carrera en la música Involucrado en diversas bandas y proyectos a lo largo de los años, y dedicado a pleno a la enseñanza de la música, compartiendo sus conocimientos con jóvenes y adultos sin ningún tipo de mezquindad. “Todo tiene que ir evolucionando y cambiando, lo ideal sería para mejor. Yo noto que se ha perdido lo que es melodías y poesía”, dice preocupado.
Entrevistado en el programa de radio Estamos Rodeados que se emite los viernes a partir de las 20:30 horas por Lt20 Radio Junín, Ángel Faré, el bandoneanista, explica que para tocar el bandoneón hay que estudiar más que cualquier otro instrumento. “No hay muchos jóvenes tocando y no es porque el instrumento sea feo, es porque se tienen que sentar un rato más. En Buenos Aires hay muchos muchachitos jóvenes, pero no hay pibitos. El otro día vi unos videos de unos nenes de Entre Ríos tocando chamamé, pero las nuevas generaciones no lo tocan”, dice.
La pasión de Faré por la música se remonta a sus años de infancia, cuando subió por primera vez a un escenario a los 6 años en el Cine Teatro Italiano. Interpretó el vals “Ciudad de Córdoba” con un bandoneón cuyo tamaño superaba el suyo. Desde entonces, han pasado más de 60 años de música ininterrumpida.
“Hoy dirijo cuatro bandas y doy clases a niños y adultos. Y los fines de semana me convocan en fiestas para tocar algunas canciones con el saxofón”, dice. Con el bandoneón forma parte de la Orquesta de Oreste Lapadula y acompaña a otros músicos locales. “En Junín hay tantos buenos músicos que es genial poder compartir el escenario con ellos”, cuenta.
En octubre el profesor cumple 69 años. Pero fue a sus 65 que Faré recibió algunos llamados para recordarle que podría jubilarse. “Les agradezco mucho, pero no me quiero jubilar. Yo lo hago con tanto cariño que no me quiero jubilar, porque no me imagino en mi casa sentado, esperando a que pase la hora, tomando mates. Les voy a decir en qué momento voy a dejar, pero por ahora no, porque, por supuesto, tengo salud y estoy bien”, dice.
Lejos de ponerse en el lugar de espectador de los músicos actuales y de los avances de la tecnología Faré es también un agradecido de los avances que fueron mejorando los procesos musicales. Cuando comenzó hace 36 años a dirigir la banda de Vedia, por ejemplo, no existía la fotocopiadora y debía escribir en papel las partituras de las canciones para cada uno de los 30 músicos que conformaban la orquesta. Hoy en un disco externo que conecta a su PC tiene 16.000 partituras escritas. “Todo gracias a la tecnología. Yo la amo”, dice.
Con base en su propia experiencia, Ángel Faré confía en que la dedicación y la pasión por la música son la fórmula más efectiva en este arte. Su influencia y contribución a la escena musical de Junín y otras regiones son tan evidentes como su disposición para compartir sus conocimientos y colaborar con otros músicos. Su compromiso es tan valioso que ha dejado una huella indeleble en la escena artística local. Y todavía queda mucho más por verse.
Por Diego Abdo.