Conocida por su coraje y solidaridad, Carmen Funes, apodada “La Pasto Verde”, dejó una huella imborrable en los fortines del sur y en la historia de Plaza Huincul. Gaucha, enfermera y primera pobladora, su vida se entrelaza con relaciones de fortines, petróleo y una gran fortaleza que desafió las adversidades de su tiempo.
“Brava gaucha en los fortines sureños, bella flor del jarillal”… Fueron los Hermanos Berbel quienes inmortalizaron con estas coplas a Carmen Funes, en una preciosa Zamba titulada “La Pasto Verde”. Una mujer como muchas de aquellos tiempos, que seguía los pasos de su amado, más allá de las adversidades, y quien supo ganarse el respeto gracias a su fuerte personalidad y destacado coraje.
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Alta, de ojos verdes y rasgos gringos, Carmen nació en Mendoza alrededor de 1850. Si bien no es un dato documentado, se cree que participó en la Guerra de la Triple Alianza, siendo muy jovencita, acompañando a su esposo. Luego se alistó en las filas del Regimiento Tres de Infantería en la mal llamada “Campaña al Desierto”, y fue así que llegó a la lejana Patagonia.
Existen diferentes versiones respecto de su apodo que van desde el uso de un abrigo verde, el color de sus ojos y su frescura a pesar de los años. También se habla de otra teoría: la relación con una referencia usada en los fortines para identificar la derecha de la izquierda entre quienes eran analfabetos, colocándoles en los tobillos unos yuyos de reseña, para que marcharan en forma ordenada bajo la voz de “pasto seco (derecha) pasto verde (izquierda)”, y como ella era zurda, ahí se encuentra la relación.

Todos los relatos orales que llegan al presente, resaltan como una gran virtud su solidaridad con quienes necesitaban cobijo en la tierra patagónica, donde luego de abandonar el Fortín, se aquerenció en la zona de la actual localidad Plaza Huincul. Fue la primera persona en habitar allí, donde estuvo a cargo de una pulpería, brindando varios servicios, almacén, hospedaje, cantina, etc. Fue criancera de sus propios animales, montaba a caballo, conocía muy bien las actividades rurales; como dato curioso, era su hábito vestir pilchas masculinas, esto además de llamar la atención, imponía cierto respeto ante su presencia. Había adquirido muchos conocimientos y habilidades en su rol de fortinera, como enfermera, cocinera, y hasta animadora guitarrera en los momentos de ocio de la paisanada.

Nunca se reconoció oficialmente que fue Carmen Funes quien advirtió sobre la presencia de petróleo en la zona de la Aguada donde vivía, pero son demasiadas las referencias a este episodio que lo confirman, dado que ella habría realizado reclamos por el sabor metálico del agua y los fuertes olores que se inhalaban en las noches de luna llena. Una vez que se realizaron las investigaciones pertinentes, comenzaron las perforaciones para efectivamente extraer petróleo, con tristes consecuencias para ella, ya que la zona se vio totalmente afectada, provocando la pérdida irreparable de sus bienes. “No me parece que la gente curiosee lo que guarda Dios dentro de la tierra”, es una frase que se le atribuye, haciendo alusión a las excavaciones en búsqueda del petróleo.
Carmen Funes, “La Pasto Verde”, falleció el 15 de diciembre de 1916 en, provincia de Neuquén, en su tumba se la recuerda como una heroica fortinera y la primera pobladora de Plaza Huincul, donde hoy se encuentra un Museo con su nombre y el paisaje patagónico envuelve la curiosa vida de esta gran mujer, que supo en su tiempo dejar huella en la historia argentina.
Por María Eugenia Alvear
Profesora de Historia