Martina Chapanay, una mujer de espíritu indómito, es un símbolo de lucha y coraje en la historia argentina. Desde su infancia, forjó su destino entre montañas y batallas, convirtiéndose en una heroína del pueblo cuyano. Hoy, su legado sigue vivo, recordándonos que la valentía no tiene género.
En el 2021 fue instituido en Mendoza el Día de la Mujer Cuyana, en memoria del Martina Chapanay, quien nació el 22 de febrero de 1799, en el Valle del Zonda (actual provincia de San Juan) en el seno de una familia oriunda de Cuyo. Su padre fue un líder Huarpe y su madre Mercedes González, una criolla posiblemente cautiva desde jovencita.
Martina, desde pequeña fue instruida por su padre quien le inculcó amor por su tierra y todos los conocimientos necesarios para habitar aquella zona de valles y montañas. Por ello supo cómo orientarse en el camino, montar y domar caballos, manejar todo tipo de herramientas y armas lanzas, boleadoras, cuchillos, entre otras. Todo este aprendizaje se sumó al fuerte temperamento que mostró desde niña.
Cuando sufre la muerte de su madre, su padre decide aceptar la propuesta de una “gentil” señora que le daría cobijo y trabajo a su hija, y además le enseñaría a leer y escribir; no obstante, el trato aceptado no fue cumplido, y lejos de lo pautado. Martina quedó relegada a una situación de servidumbre y maltrato, generando en ella una furia que marcó su vida.
En su adolescencia conoció a Cruz Cuero, un popular bandido rural de la zona con quien compartió algunos años de romance y aventuras, ganando gran popularidad junto a él y su banda.
Habiendo cobrado fama en todo Cuyo por su fuerte personalidad y sus conocimientos, fue convocada por el General San Martín, como Chasqui para prestar servicio en el Ejército de Los Andes, mientras él tuvo a cargo la Gobernación de Cuyo.

En su paso por Mendoza, “La Chapanay” (así se la nombraba) se nutrió de los valores e ideales independentistas y solidarios del Libertador de América y unos años más tarde se sumó a la Montonera del Caudillo Facundo Quiroga, popularmente conocido como “El Tigre de los Llanos”.
Luego, por un largo tiempo, acompañó en su lucha a Ángel Vicente Peñaloza “El Chacho” otro gran caudillo riojano, defensor del federalismo y fuerte opositor del centralismo porteño. Martina presenció el asesinato de Peñaloza, a quien admiraba profundamente y juró vengar su muerte y así lo hizo, desafiando a duelo al Coronel Irrazabal, responsable de haber terminado con la vida del caudillo más perseguido de aquellos años.

Martina Chapanay es recordada con devoción y admiración por el pueblo cuyano. Una heroína que luchó por los derechos de las provincias más discriminadas y por las familias más necesitadas, mujer que vivió una vida muy sacrificada, sobreviviendo en los campos de batallas tan milagrosamente que generaba sospechas sobre un supuesto pacto con el Diablo.

Una muerte misteriosa la sorprendió en 1887, a la vera del camino, posiblemente como consecuencia del ataque de algún animal salvaje, con casi 90 años y gozando de una fortaleza y salud admirables, a pesar de sus gustos por el vino y el tabaco. Su tumba está ubicada en la localidad de Mogna, perteneciente al Departamento de Jáchal (San Juan).
Carmen Funes, “La Pasto Verde”: La fortinera que marcó el rumbo de la Patagonia
“La Chapanay” hoy tiene el merecido reconocimiento por haber sido una de las tantas protagonistas de la Historia Argentina, que luchó a la par de los hombres por la Independencia, la Libertad y los Derechos de nuestra Patria, dueña de un espíritu indómito, será siempre venerada, especialmente cada 22 de febrero, cuando festejemos el Día de la Mujer Cuyana.
Por María Eugenia Alvear
Profesora de Historia.