Todos los 15 de octubre se celebra el Dia Internacional de las Mujeres Rurales. Un seleccionado de mujeres destacadas por la Asociación de Ingenieros Agrónomos de Junín (AIAJ) cuentan sus vidas y pasiones por el campo.
Según datos oficiales en Argentina el 50% de la población rural son mujeres que trabajan produciendo la tierra, cuidando animales y procesando la materia prima, por ejemplo. Ellas son tamberas, apicultoras, ganaderas, agricultoras, laneras, artesanas, técnicas, amas de casa y profesionales del agro.
En América Latina y el Caribe 58 millones de mujeres viven en zonas rurales, contribuyendo con un 43% a la mano de obra agrícola del mundo. Desde el 2007 cada 15 de octubre se conmemora el Día Internacional de la Mujeres Rurales tras una declaración de la Asamblea General de la ONU.
La Asociación de Ingenieros Agrónomos de Junín seleccionó a algunas representantes de la región para saludar y contar a través de sus historias lo que sucede con la gran mayoría de mujeres que nacieron, se criaron, viven y trabajan en los campos de la zona.
“Vivo en el campo”
Mabel Dana vivía en Junín hasta que un día, y en plena pandemia Covid 19, “agarró el bolso” y se fue junto con su familia a vivir a su campo que da a la vera de la ruta 46 a pocos kilómetros de la localidad de Morse.
“Es un estilo de vida y un medio. Estoy entretenida todo el año”, cuenta Mabel que comenzó a trabajar en el campo a los 20 años. “El campo hay que caminarlo y vivirlo, implica desafíos y todos los días estar en los corrales, sembrar y cosechar”, cuenta.
Dana está casada con un abogado y es madre de dos hijos que estudian y estudiaron carreras ligadas a la agronomía con la mirada puesta en continuar el legado: el de trabajar la tierra propia y en campos alquilados en la zona de Alem.
También Mabel respetó la sangre porque si bien estudió artes plásticas su destino estaba en lo rural. “Cuando heredas algo donde hay un gran sacrificio, sin dudas hay que cuidar el amor en lo que te dejan. No es fácil por lo económico y por los cambios climáticos, pero con pasión al final tenes los resultados”, se alienta.
Entre sus hobbies disfruta de la enseñanza que le deja estar en contacto con la naturaleza todos los días y la pasión por los caballos.
“Cuidamos el medio ambiente y protegemos árboles nativos”
“Ser mujer rural es convivir con la naturaleza, eso significa trabajar con frío, heladas, calor extremo, lluvias, heladas y siempre siguiendo con la actividad”, dice Rosana Franco, desde su rol mixto de productora en un campo por la zona de Agustín Roca y presidente de la filial de Junín de Federación Agraria Argentina desde el 2015.
Nacida en el gremialismo en el medio de la crisis del 2008 por las retenciones móviles Franco es una amante de la naturaleza y los animales. “Las mujeres rurales somos apicultores, tamberas, huerteras, criamos animales, cultivamos árboles frutales y hacemos encurtidos, dulces, artesanías e hilados”, cuenta. Sigue: “Cuidamos el medio ambiente y protegemos árboles nativos”.
“Me gusta vivir en el campo, esto que se ha perdido en los últimos años y tiene que ver con vivir en una chacra mixta y con arraigo rodeada de plantas y animales”, explica contenta.
“Los caballos ocupan una gran porción de mi corazón”
Ana Chaver es de Agustin Roca. Con 30 años esta mujer rural nació y se crió también en un campo a pocos kilómetros del pueblo.
A los 13 años se fue a vivir con su abuela al pueblo de Roca pero nunca perdió el contacto rural. Tan es así que se recibió de ingeniera agrónoma y trabaja en Agricultores Federales Argentina (AFA) asesorando a los agronómicamente a los productores. “Amo lo que hago”, dice esta joven que también es productora agropecuaria e hija de padres productores agrícolas y ganaderas. En el campo trabaja aplicando agroquímicos, sembrado, cosechando y trabajando con la hacienda. “Y con los caballos que ocupan una gran porción de mi corazón”, dice.
“Existen distintos tipos de mujeres rurales: están aquellas que no son la cara visible pero que encarga de toda la familia y de llevar en campaña todo el sostenimiento familiar. También están otras mujeres que son la cara visible llevando a cabo toda la actividad de hacienda y de agricultura con todo lo que eso significa desde lo contable hasta la compra de insumos. Y por último hay mujeres que trabajan a la par de su marido. Pero todas tienen una misma similitud: la pasión por el campo más allá del día a día”, explica Chaver.
Si tuviera que definir a la mujer de campo Chaver la define como positiva, sencilla y ruda, con mucha fortaleza por un lado y otra parte humana y comprensiva. “Es una mujer que sabe sobrepasar dificultades porque tiene la capacidad de criar a una familia y de hacerse cargo de un sistema productivo”, explica.
“No existe aún igualdad de género y condiciones”
“Es importante que haya un día donde se pueda visibilizar el trabajo de las mujeres rurales porque hay una desvalorización y discriminación hacia nosotras. No existe aún igualdad de género y condiciones. Esos pilares son importantes para cambiar la realidad”, explica Marcela Calderon, agricultora agroecológica. “Soy la voz de mi familia. Hace 11 años que pasamos de la agricultura tradicional a la agroecología con 70 hectáreas producidas en un campo entre Junín y Los Toldos”, cuenta.
Desde su campo a 7 kilómetros de Baigorrita sobre la ruta 65, Calderon es la creadora de El Huerto Interior, un emprendimiento de agricultura regenerativa lograda a través de alimentos agroecológicos.
“Es importante el empoderamiento de la mujer rural porque es un avance para toda la humanidad. Cuando se invierte en un hombre se invierte en un individuo, pero cuando se invierte en una mujer se invierte en una comunidad y en una familia por todo lo que significamos”, cuenta.
Calderon rescata que como mujeres “tenemos una conexión muy particular con la naturaleza donde, por ejemplo, la hembra es la encargada de alimentar a su cría. Como mujeres tenemos ese rol en la vida que es el de nutrir y de heredar nuestros propios alimentos, además educar sobre la calidad de los alimentos que queremos dar”.
Como viene sucediendo desde hace ya muchos años el gran desafío por delante es seguir discutiendo sobre la equidad de oportunidades, reconociendo desde el vamos que como explica uno de los grandes pensadores contemporáneos del agro, Fernando Vilella, “la agricultura creada por las mujeres ha sido motor de la historia al permitir incrementar los grupos humanos y generar un excedente de tiempo que permitió el desarrollo del arte y la cultura. Hoy por sus luchas y saberes vuelven a tener una participación calificada en el devenir de la historia”.